Desde que empecé a estudiar Terapia Física, he caído en la cuenta de que poca gente conoce
qué mismo es lo que hace un terapeuta físico. En muchas conversaciones con amigos, familiares o conocidos, ha salido a la luz el tema de mi elección profesional, ya que a algunos les resulta llamativo el hecho de que se trata de mi segunda carrera, diametralmente opuesta a mi carrera anterior.
"Ahora estoy estudiando Terapia Física", les cuento. "Ah, ¡qué bien!", responden algunos. Casi invariablemente, más que de sus labios, de la expresión de su rostro capto la siguiente pregunta, "¿Y
quésfff eso?".
Resulta, pues, que pocas personas de la población en general se imaginan qué hace un terapeuta físico; algunos tienen una idea y lo primero que les viene a la mente es que un terapeuta físico
da masajes (lo que puede ser cierto en muchos casos, pero apenas es una fracción de lo que
algunos de los profesionales de esta rama hacen). Incluso otras personas que trabajan en el ámbito de salud no tienen una idea clara del trabajo que realiza el terapeuta físico; hace apenas unos días una médica recién graduada me preguntó si en nuestro plan de estudios se cubre Anatomía y Fisiología ("
¡Obviofff!", pensé, pero no se lo dije, claro está).
Diré, en términos sencillos, que
un terapeuta físico es un profesional de la salud que emplea procedimientos y medios diseñados para maximizar la independencia de aquellos individuos con alguna función física que está disminuida. El terapeuta físico se enfoca en las secuelas que deja una enfermedad en una persona, para maximizar la capacidad de la persona para participar en sus actividades usuales; la resolución de la enfermedad en sí está en manos de otros profesionales (los médicos, por ejemplo). Debo añadir que los terapeutas físicos, a más de trabajar en el
tratamiento de las enfermedades, pueden participar en la
prevención de las mismas. En este rol, el terapeuta físico puede desempeñarse como educador de los individuos o como consultor en instituciones cuyos miembros estén en riesgo de adquirir alguna enfermedad que comprometa sus capacidades físicas.
Un terapeuta físico trabaja generalmente junto a un médico (fisiatra, traumatólogo, neurólogo, neumólogo, entre otros) y puede escoger especializarse en rehabilitación traumatológica, ortopédica, cardiorespiratoria, neurológica, geriátrica, pediátrica y deportiva, entre otras opciones. Un hecho que distingue a los terapeutas físicos de los médicos es que los terapeutas físicos pasan más tiempo con los pacientes/clientes que los médicos; esto involucra, en ocasiones, el trabajo diario con el paciente/cliente, o con una frecuencia menor, de varias sesiones a la semana o al mes.
Las herramientas de un terapeuta físico son, en primer lugar, sus manos, ya que su trabajo involucra el contacto manual con el cuerpo del paciente, y requiere la destreza para ejecutar los tratamientos y la habilidad para detectar las deficiencias y las mejorías en la condición del paciente. El terapeuta físico también emplea otros medios e implementos, entre ellos los llamados
agentes físicos (calor, frío, electricidad, ondas electromagnéticas, etc.), las
órtesis y las
prótesis, los dispositivos que ayudan a la ambulación del paciente (muletas, caminadoras, sillas de ruedas, etc.) y otros implementos que también esperarías encontrar en un gimnasio (pesas, máquinas, bandas elásticas, balones, etc.).
Un terapeuta físico puede trabajar en un ambiente hospitalario, en un consultorio privado (por su cuenta o asociado con otros terapeutas físicos o con médicos), en un gimnasio, complejo o club deportivo (amateur o profesional), o incluso en un spa (dando los aclamados masajes). Como se ve, son innumerables los campos de acción de un profesional de esta rama.
Espero que esta explicación contribuya de alguna forma para que los terapeutas físicos recibamos menos miradas raras de la gente que conversa con nosotros sobre nuestra profesión.