martes, junio 21, 2011

Terapia con movimiento inducido por constreñimientos, y el fomento de lo nuevo

A pesar de que yo no conozco mucho sobre la rehabilitación neurológica, ni tengo el mismo nivel de interés en esta rama de la rehabilitación física que sí tengo en otras, en varios libros modernos relacionados con la terapia física que yo he leído (que, por lo general, han sido publicados en los últimos cinco años), he encontrado referencias a una intervención de rehabilitación neurológica conocida como terapia con movimiento inducido por constreñimientos (TMIC; también conocida como terapia con movimiento inducido por restricciones [TMIR] o, en inglés, constraint-induced movement therapy [CIMT]). En absolutamente todas estas referencias de la TMIC, hayan sido breves o extendidas, he constatado que se la califica como una terapia nueva y prometedora para la recuperación de la función motriz en las personas afectadas por un accidente cerebro-vascular (ACV).

Al ser usada en pacientes que han tenido un ACV, la TMIC consiste en imponer un constreñimiento en el uso de las extremidades del lado del cuerpo menos afectado (el lado "bueno"), mediante el empleo, durante varias horas del día, de implementos como cabestrillos o guantes (cuando se desea restringir el uso la extremidad superior y/o la mano, por ejemplo), de tal forma que el paciente es forzado a utilizar las extremidades del lado más afectado por el ACV (el lado "malo") para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Los estudios efectuados en torno a la TMIC han demostrado resultados favorables y perdurables en la recuperación de la función motriz en pacientes que han tenido un ACV y esto por sí solo es, en mi opinión, motivo suficiente para despertar inmediatamente la curiosidad y el interés de los profesionales que atienden a estos pacientes (si este es tu caso, corre a investigar de qué se trata la TMIC).

Yo leí algo sobre la TMIC por primera vez hace unos pocos años. Sin saber mucho sobre el tema, pero armado con mi habitual curiosidad, me atreví a preguntarle a una profesora qué conocía sobre esta terapia y cuál era su opinión al respecto, con la esperanza de obtener un criterio balanceado de alguien que tiene experiencia en la rehabilitación neurológica. Mi percepción en ese momento fue que la profesora no estaba muy familiarizada con la TMIC, lo cual por sí mismo no representaba un problema; lo que sí me impresionó profundamente en esa ocasión fue la forma directa de la profesora para desechar inmediatamente su utilidad, con una simplísima exclamación (anclada en lo antiguo y cuya validez habría que cuestionar), reforzada por el sumiso asentimiento de los compañeros:
Esa terapia no tiene sentido desde el punto de vista de la lateralidad.
Punto. Ese fue el fin de la discusión. Yo no insistí.

Quisiera saber cómo una terapia nueva cuyos resultados han propiciado que profesionales e investigadores en diferentes partes del mundo la califiquen como prometedora, y cuyo empleo podría resultar muy beneficioso para los pacientes que han tenido un ACV, puede ser rechazada e invalidada de esa forma, sin mayor consideración, argumentación ni justificación. No puedo descartar que el hecho de que la mención de la TMIC haya provenido de mi boca tuviera cierto nivel de influencia en su rechazo instantáneo, pero aún así, esa fue claramente una reacción impropia para un docente universitario. Si un profesor, por cualquier motivo, no planea utilizar una u otra técnica en su práctica profesional particular (incluso cuando la técnica haya demostrado su utilidad), eso no impide concederle un tratamiento justo en el aula, fomentando (como siempre se predica en la educación superior) que los estudiantes desarrollen su curiosidad y su iniciativa propias. En la terapia física, ya es hora de que hagamos espacio para lo nuevo.

2 comentarios:

  1. Esteban,

    No he usado TMIC personalmente, pero he observado el uso con la población pediátrica. Aquí en los Estados Unidos, se ha convertido en una práctica que los terapeutas ocupacionales trabajan con la extremidad superior y los fisioterapeutas con la extremidad inferior (otro tema (que no me gusta) para otro momento).

    Sin embargo, TMIC es común con los niños que sufrió una lesión del plexo braquial durante el parto. La OT se utiliza con una niña de 2 años de edad que había un ACV y creo que fue beneficioso para enseñarle a usar el brazo afectado. Si ella salió con la suya como una "toddler", nunca habría utilizado su lado afectado a pesar de que fue capaz de usar funcionalmente en algún grado.

    Parece que la mayoria de la evidencia para TMIC con los niños es con parálisis cerebral (es más común, más fácil de tener un "n" aceptable.) Y lo siento, no recuerdo para los adultos. Pero como mis profesores nos dijeron sobre las intervenciones que tienen un cierto grado de evidencia para apoyarlas, "it's another tool in your tool box."

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  2. Steph,

    Sobre la TMIC: Yo he leído más sobre su uso en la población adulta que ha tenido un ACV; gracias por mencionar su aplicación con otras poblaciones. Sin duda podría considerarse otra herramienta para la rehabilitación neurológica.

    De paso, te comento que acá también los terapeutas ocupacionales se encargan de la extremidad superior, e igualmente eso me llama la atención.

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