domingo, mayo 10, 2009

Recorridos 200, faltan millones más

Al inicio de este semestre anuncié la entrada número 150 de este blog. Hoy, faltando pocas semanas para que el semestre culmine, escribo la entrada número 200.

Este semestre ha sido un periodo de descubrimientos, discusiones, aprendizaje y desilusiones. Lo principal, sin embargo, es que ha sido un semestre esperanzador: lo que ha ocurrido en este lapso ha sido precisamente lo que yo propuse en la entrada del inicio del semestre y que he intentado impulsar durante el tiempo que este blog existe: mis compañeros, que en poco tiempo serán parte de la nueva generación de terapeutas físicos del Ecuador, definitivamente han caído en la cuenta de que es necesario que adoptemos una actitud más científica en la práctica de la terapia física y dejemos de lado de una vez por todas a la tradición, esto es, al "así me dijeron" y al "así he visto". La terapia física es una carrera con muchísimo potencial; reconociendo y acogiendo a la ciencia estaremos en mejor posición para poder explotar ese potencial.

Personalmente, este semestre ha sido una época para:
  • Caer en la cuenta de lo que sé, y de lo que debería o quisiera saber a estas alturas. Debo repasar muchísimas cosas, profundizar en otras e introducirme en varias más.
  • Ratificar la importancia del conocimiento y del entendimiento de ciencias básicas como la fisiología y la biomecánica: lo que sea que se haga no tiene sentido sin ellos.
  • Confirmar que lo que se ve en las prácticas no necesariamente es lo que se debería hacer. No obstante, tuve algunas experiencias muy positivas con los tutores de los centros de práctica, que aparte de ser buenas personas son excelentes profesionales.
  • Aceptar que después de obtener el título de pregrado es necesario más estudio, incluyendo tanto a aquel de índole formal como a aquel autodirigido.
  • Notar que la terapia física es una profesión vasta; hay muchísimo conocimiento que no se está empleando (digamos que el equivalente a una o dos décadas), y que si se lo aprovecha se podría cambiar sustancialmente el ejercicio profesional de la terapia física.
Sé que para muchos de nosotros lo que ha ocurrido este semestre ha aportado más dudas que certezas acerca de lo que se hace en la terapia física, y que eso ha sido un auténtico impacto. El abandonar la tradición y disponerse a trazar un nuevo camino es ciertamente una labor que requerirá mucho esfuerzo durante lo que resta de nuestros estudios y durante toda nuestra vida profesional, pero, si es en beneficio de nuestros pacientes y de nuestra realización personal, claramente vale la pena.

Diré más sobre esto en el futuro. Mientras tanto, ¡ánimo, compañeros!

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