lunes, julio 18, 2011

La terapia física y yo (Introducción)

Recientemente he tenido la fortuna de poder conversar personalmente con una profesional formada en un país de otra región del mundo, que tiene estudios avanzados en terapia física y ramas afines, varios años de ejercicio profesional, y una perspectiva muy diferente de muchísimas cosas (¡sabes quién eres, querida amiga, y te agradezco inmensamente por tus opiniones y tu tiempo!). Estas conversaciones han constituido una oportunidad, ciertamente aplazada, de analizar profundamente mi percepción de la profesión de la terapia física y mi relación con ella, de reconocer mis preferencias y potencialidades, y de enfrentar mis miedos y dudas.

¿Por qué estudié terapia física? ¿En qué grado me involucraré con ella, teniendo ya otra profesión? ¿Cómo imagino mi futuro? ¿Tengo lo necesario para ser un terapeuta físico competente o incluso algo más? ¿Qué consideración y aprecio tengo por la profesión de la terapia física? ¿Debería seguir empeñándome o, mejor, dirigirme en un sentido más sintonizado con mis inclinaciones y preferencias? ¿Qué tan satisfecho me siento con la educación que he recibido y con el esfuerzo que he hecho por cuenta propia? Todas estas son inquietudes que siempre he tenido y que he manifestado en cierta extensión únicamente a mis allegados más íntimos, pero que se volvieron más vivas, relevantes e intensas durante la reciente discusión con la profesional extranjera*. Ella, de alguna forma, supo llegar al corazón de estos asuntos y, con una sinceridad avallasadora, consiguió clarificar mis pensamientos y develar otras cosas que ni yo me imaginaba que eran inciertas**.

Los lectores de este blog sin duda habrán encontrado pistas de mi postura en torno a la forma en la que he visto que se practica la terapia física, y mis profesores y compañeros con seguridad habrán notado mis sentimientos y actitudes en relación con la profesión en sí misma. En este punto, he llegado a un punto decisivo en mi vida, en la que debo definir por qué camino ir, tomarlo y no mirar atrás.

En diferentes entradas, compartiré contigo lo que he estado pensando últimamente, como producto de mis conversaciones con la terapeuta física extranjera. Agradecería tus opiniones al respecto.

(* Nótese que digo extranjera, y no extraña. Nuevamente, ¡muchas gracias por honrarme con tu amistad!)
(** Talvez mi amiga deba considerar otro título más, pero esta vez en el campo de la psicología. Las conversaciones en torno a esto han sido casi una terapia psicológica para mí.)

3 comentarios:

  1. Hola. Yo estoy en la misma situación, voy a empezar tercer año (quinto semestre) de terapia Física, y estoy en ese enredo de si tengo las aptitudes para ser un terapeuta físico exitoso, útil y funcional en todos los sentidos. Por mi parte he pensado en el futuro, y en la hoja de vida que tu debes presentar a cualquier clínica cuando seas profesional. Para que consigas el empleo, es indispensable que estés enamorado de tu carrera y que te sientas realmente cómodo haciendo tu trabajo, de otra manera será inútil. Todos tenemos una misión en este mundo pero no debemos buscarla, debemos darnos el permiso de sentirla. Saludos!

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  2. Juan Carlos,

    Gracias por tu comentario. Desarrollaré más el tema en las siguientes entradas.

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  3. profe no se si se acuerda de mi soy meli cardenas su alumna del octavo que se acabo de marchar :) recuerdo que en una clase nos conto sobre su conversacion con su amiga extranjera y los cambios y desafios que se despertaron en usted . Es tan importante el seguir buscando el seguir explorandose a uno mismo y realmente lo admiro por eso le deseo lo mejor en su busqueda. saludos !!

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