viernes, agosto 26, 2011

Nos estamos perdiendo los últimos 50 años de evolución de la terapia física

La historia y la evolución de la profesión de la terapia física en los países desarrollados actualmente ubica a esta profesión en una era en la que ha dejado de ser un emprendimiento empírico para empezar a transformarse, paulatinamente, en una ciencia aplicada. Es decir, la terapia física en los países desarrollados actualmente se sitúa en una época en la que la ciencia y la investigación se están empleando, de una forma cada vez más rigurosa, para comprender más acerca del cuerpo humano, y para idear y emplear intervenciones que aprovechen ese conocimiento teórico y práctico. Como una señal de esto, es cada vez más frecuente encontrar, en esas regiones del mundo, a profesionales de la terapia física con títulos académicos avanzados como el doctorado académico* (Ph. D.).

En el Ecuador, la terapia física continúa en una era previa, aquella del conocimiento empírico y de la tradición; de hecho, en esencia se podría equiparar la práctica actual de la terapia física con la artesanía, por el hecho de que el conocimiento, obtenido de forma ancestral mediante la experiencia y el criterio personal individual, se transmite de generación a generación, del venerado "maestro artesano" al dependiente "aprendiz", sin mucha consideración del conocimiento moderno obtenido mediante la investigación científica. En el caso más grave de atraso que yo haya constatado personalmente, desfase que frecuentemente supera los 50 años, se nos solicitaba estudiar un texto cuyas referencias bibliográficas no eran más recientes que 1955, en el cual una parte nuclear de la exposición estaba sustentada en conocimiento publicado en 1911**.

La ciencia de la biomecánica, la cual en mi opinión es uno de los pilares de la terapia física moderna, es una ciencia joven, que surgió formalmente en la década de 1970. Es decir que nuestro atraso de 40 o 50 años implica que recién nos estamos enterando de la biomecánica en nuestro país; esto es precisamente lo que se puede evidenciar con su reciente inclusión, como una materia con peso propio, en los programas de terapia física. En peor situación están la fisiología del ejercicio y el comportamiento motor, otros dos pilares de esta profesión, que aún no se incluyen como tales en casi ningún programa de estudio de terapia física en este país***. En el caso particular del comportamiento motor, los descubrimientos efectuados en décadas recientes obligarían a todo profesional a buscar y explorar alternativas más sintonizadas con el conocimiento actual que las técnicas que se utilizan desde hace cincuenta años como si fueran "lo último"; lo curioso es que incluso esas técnicas (como Bobath y FNP) se han replanteando y modernizando con el paso de los años, pero pocos conocen esos cambios o los aplican, como expliqué anteriormente en este blog.

Afortunadamente, con la ayuda del Internet, que es una herramienta que está ampliamente difundida desde hace por lo menos 10 años en nuestro país, el mismo conocimiento que utilizan los estudiantes y profesionales de países y regiones científicamente desarrollados, como E.U.A., Canadá, Europa y Australia, ahora está disponible para cualquier persona que quiera aprovecharlo, en casi cualquier parte del mundo (en Latinoamérica estamos en una posición favorable en este sentido, ya que no es difícil realizar pedidos internacionales; basta una tarjeta de crédito y un poco de paciencia con el cartero). Por este hecho, pienso que ya no hay pretextos: ya no se puede aludir que nuestro atraso se debe a que no tenemos acceso a la información; en realidad, escapar de nuestro atraso de 40 o 50 años es ahora únicamente una cuestión de compromiso y voluntad personales.

(* En E.U.A., como hemos dicho antes, el terapeuta físico ahora empieza su práctica profesional con el doctorado clínico [DPT], lo que involucra, en total, siete años de estudios, como se explica en esta entrada.)
(** ¿O era 1914? ¿O 1917? Para los propósitos de esta entrada, evidentemente da lo mismo. Personalmente, me llama la atención saber que aún haya gente que cree que no ha pasado nada nuevo en los últimos cien años.)
(*** Hay una sola excepción, hasta donde yo sé.)

2 comentarios:

  1. Yo espero que en los próximos años muchos avances vengan precisamente de países de los que no se consideran tan avanzados. ¿Por qué? Porque en ellos hay personas que no están tan contaminados por unas estructuras rígidas académicas, de modo que su pensamiento fluirá con más libertad.

    El academicismo, las titulaciones, en definitiva las universidades, son una buena manera de garantizar profesionales que mantengan y apliquen los conocimientos en el ámbito de las ciencias, pero no favorecen la creación de nuevos procedimientos, de nuevas formas de pensar. Esto depende de cada individuo, de que éste esté dispuesto a ver más allá.

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  2. Atizador,

    Yo pienso que las universidades pueden (y deben) ser centros de creación, innovación y desarrollo. Efectivamente, en este instante puedo pensar en los nombres de muchas universidades de países desarrollados que se destacan por innovaciones, algunas de ellas revolucionarias, tanto en la ciencia como en la tecnología, en diferentes campos del conocimiento humano (incluyendo la salud y la medicina).

    En el caso de la terapia física, sé de algunos pioneros que están realizando trabajos muy importantes con el amparo de sus universidades. El problema se presenta cuando las universidades se conciben como los talleres personales de profesionales que están más interesados en lucirse y mantener su estatus que en avanzar la práctica de la terapia física.

    Yo, como he manifestado antes, quisiera que nuestras universidades tuvieran una disposición a lo científico, y una estructura más académica que ancestral y artesanal. Estoy de acuerdo que depende de cada individuo el ver más allá, pero pienso que instituciones como las universidades pueden ser la plataforma para innovaciones individuales y colectivas.

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