sábado, noviembre 13, 2010

La autoformación como una posibilidad de educarse

Durante el tiempo que he pasado en las aulas, he tenido la oportunidad de conversar con muchísimos estudiantes de terapia física sobre la educación que hemos recibido. Para la mayoría de ellos, los estudios de terapia física son los primeros que han emprendido; para otros, en menor número y generalmente de mayor edad, éste es su segundo paso por las aulas. Muchas de las cosas que me han expresado todos estos estudiantes coinciden con lo que yo pienso sobre la educación (y sobre la profesión), pero hay una noción en la que diferimos consistentemente y que es casi una regla entre todos ellos: la idea de que para que uno aprenda algo es absolutamente necesario que alguien se lo enseñe.

Cuando hablamos sobre la educación que han recibido y la que buscarán en el futuro, todos los estudiantes con los que he conversado han expresado un fuerte deseo de saber más. Al tratar el tema de qué medios emplean o emplearán ellos para educarse, todos, casi sin excepción, me hablan de medios que involucran (como en el caso de las aulas de clases) el contar con una persona que les enseñe lo que quieren, o deben, saber.

Me pregunto por qué está vigente la idea de que dependemos de otros para aprender, en una época en la que la información está disponible para quien la busque. Tras identificar deficiencias en su formación, al encontrarse conformes con la educación recibida pero queriendo complementarla, o bien al tener un interés personal que no se satisface en las aulas, pareciera que las personas se topan con un gran muro, en apariencia ineludible, que les niega el avance sin ayuda externa. Se percibe una gran impotencia entre las personas para saltar esta barrera, y la posibilidad de formarse por sus propios medios generalmente no se menciona ni se considera; pareciera que la gente en general ha asumido que la educación es inconcebible, imposible, infructuosa o ineficiente si no hay siempre una tercera persona de por medio.

Al mismo tiempo que apoyo la noción de que un profesional debe buscar educación formal en las aulas de universidades e instituciones educativas, soy un proponente de la autoformación. Estoy convencido de que uno puede, por iniciativa y acción propias, aprender un montón de cosas. Como digo, la posibilidad de acceder al conocimiento es prácticamente ilimitada en la actualidad; si uno se lo plantea, puede conseguir información en libros impresos (que uno recibe en la puerta de su casa en unas pocas semanas) o libros digitales (a los que uno accede inmediatamente); cursos, certificaciones y seminarios en línea; videos en CD, en DVD o en línea; revistas profesionales y membresías en asociaciones internacionales; sitios web y blogs gratuitos o con suscripción pagada; aplicaciones de computadora para escritorio o por Internet, entre muchísimas otras posibilidades (en este blog he mencionado varios ejemplos concretos de recursos que están esperando ser explotados).

Siempre me pregunto, ¿que la gente no se incline por la autoformación será un asunto de costo? Lo dudo, porque los recursos que menciono muchísimas veces tienen un precio que es apenas una fracción de aquel de los cursos en universidades o institutos. ¿Será por el idioma? Aunque en inglés se encuentra un mayor número de recursos, también existen en español (o en el idioma que sea de tu preferencia). ¿Será porque no tenemos el hábito de la lectura, de la consulta y de la investigación? ¿Será porque la formación que recibimos en nuestras familias y en la escuela, en el colegio y en la universidad no cultiva la curiosidad y no incentiva la autosuficiencia en la educación? ¿Qué me dices tú?

3 comentarios:

  1. Pienso que en muchos de los casos es comodidad, es más fácil responsabilizar al estado, a los profesores, a las universidades y a otras personas de la mala educación que recibimos, que hacerse cargo de uno mismo y hacer algo por mejorar esta condición.

    Quedarse como víctima tiene muchas ventajas y por ello muchos prefieren este estado, pero no se dan cuenta que las desventajas son más perniciosas y dolorosas. El subdesarrollo intelectual y creativo son consecuencias de esta forma de pensar y en las ciencias de la salud por no prepararse adecuadamente se llega a la negligencia y a la mala práctica médica, que no solo vienen a ser simples errores que deben corregirse, sino que eso puede costar la vida a los pacientes.

    La ignorancia no es un pecado en sí, se convierte en uno, cuando a sabiendas de poseerla no hacemos nada porque desaparezca o mejore la situación en la que nos encontramos.

    Paola.

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  2. la autoformación sencillamente no está de moda...

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  3. No está de moda pero puede estarlo!!

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