sábado, febrero 20, 2010

El amor y el conocimiento en la terapia física

Yo he estado buscando la complejidad en la terapia física, complejidad que haga de ella una profesión que para mí sea llamativa, estimulante, fundamentada y, más que nada, apasionante, en lugar de ser meramente un oficio. Mi aspiración es, como debe serlo para muchos, ayudar a otras personas pero a la vez alcanzar la satisfacción personal (naturalmente, conseguirlo ya depende de mí en este punto, y aún ni me aproximo a ese objetivo). Algo que dijo una persona en estos días tiene relación con esto, por lo que quiero topar este tema hoy.

En uno de los cursos que seguí (hoy se acabaron todos), el instructor nos dio su impresión sobre la docencia, actividad a la que se ha dedicado durante más de 30 años. Según él, el profesor exitoso es aquel que combina un conocimiento profundo del tema que imparte con una habilidad para relacionarse cordialmente con sus estudiantes ("hay que ponerle el corazón a la docencia", decía él). De esa forma, la complejidad de los temas que se tratan en un aula universitaria puede abordarse de una forma que, además de interesante, resulte trascendente y personal para el estudiante, en lugar de ser aburrida, fría y perecedera. Se procura, entonces, que la educación se materialice con "calidad y calidez" (por trillada que resulte esa descripción en la actualidad); en otras palabras, se habla de "dar amor sobre la base del conocimiento".

Aunque no se refería precisamente a la docencia sino a la práctica de la terapia física, hace algún tiempo una tutora de prácticas parecía tener una opinión que yo pienso que se contrapone a lo dicho por el instructor del curso. Ella decía algo por el estilo:
La terapia física no es para nada difícil; no hay por qué complicarse la vida. Solo se trata de poner mucho amor en lo que se hace.
Las personas, con todo derecho, tienen diferentes formas de ver la vida, siendo la profesión que han escogido un componente de ella. Sin embargo, que la tutora haya dicho que la terapia física no es compleja francamente me llamó la atención, porque yo he constatado --y he sentido, muchas veces con impotencia-- que sin duda lo es. De igual forma, su criterio de que basta el amor para dar una buena atención a los pacientes, es decir, que "dando amor, el resto fluye" y que "el amor prima sobre el conocimiento", no me cuadra, ya que yo no planeo enamorarme de mis pacientes sino utilizar el conocimiento disponible, y mis destrezas para aplicarlo, con el objetivo de ayudarles a recuperar su salud, sin descontar, obviamente, que pueda hacerlo cordialmente, con dedicación, respeto y seriedad.

Cuéntame, ¿qué opinas tú sobre esto? ¿"Dar amor sobre la base del conocimiento", o "el amor como el principal sustento de lo que se hace"?

3 comentarios:

  1. Sinceramente pienso que el amor sobre el conocimiento no debe de ser..el amor al conocimiento que tu quieres o que tienes y que eso se vea reflejado en el logro de los objetivos planteados de tus pacientes es lo que debe imperar...
    Comparto tu sorpresa a la expresión de "que no es dificil la terapia física"; creo que radica más en la persona y no en la profesión, tal vez la persona con el afán o de no preocuparte más o por no ser perfeccionista (como veo que tu eres) lo deja todo así como está...
    Un saludo
    Luis
    Lic. en Rehab UADY

    ResponderEliminar
  2. Lu Cis,

    Gracias por compartir tu opinión. Me encantaría saber qué opinan otros lectores.

    ResponderEliminar
  3. Hola.

    Tiene razón tu profesor al decir que "hay que ponerle corazón a la docencia". Yo diría a todo lo que haces, desde lo más simple como comer, arreglar la habitación y por supuesto ejercer tu profesión, esa me parece la receta y la chispa de la vida, lo que hace la diferencia, lo que te realiza y te hace feliz!

    Paola.

    ResponderEliminar