domingo, julio 04, 2010

La terapia física y la ingeniería, ¿compatibles? (Parte II)

Ahora que he reanudado mi práctica profesional de informática, y me he vuelto a involucrar en la realidad del ejercicio de una profesión, lo que escribí hace algún tiempo en la entrada "La terapia física y la ingeniería, ¿compatibles?" resuena intensamente en mi mente. En la entrada mencionada, yo manifestaba el hecho de que en las ingenierías (informática o cualquier otra), el profesional es quien tiene la responsabilidad de efectuar las cosas exactamente como deben funcionar u operar. Esto es, el profesional es quien diseña, planifica y ejecuta un trabajo según los requerimientos, constreñimientos y recursos disponibles. El profesional debe mantener un nivel de minuciosidad tal que cualquier falta, sea por ignorancia, descuido o negligencia, se manifestará siempre, sin excepción, tarde o temprano, con consecuencias negativas que se ubican en cualquier punto del espectro, de leves a catastróficas.

En la entrada anterior yo resaltaba estos puntos como diferencias entre lo que yo he constatado en la práctica de la ingeniería y la práctica de la terapia física. En la terapia física he notado la propensión de los profesionales a confiar en su criterio, experiencia, preferencias y conocimiento propios, y en la transmisión verbal del conocimiento, más que en lo que proponen otros profesionales, asociaciones e investigadores, y también el rechazo que oponen a la "rigidez" impuesta por la teoría y el conocimiento escrito. Así es como, por ejemplo, al asistir a una persona que se presenta con una necesidad específica, cada terapeuta físico buscará la libertad de emplear la intervención de su predilección, trátese esta de una intervención "ortodoxa", "complementaria", "alternativa", "holística" o "integral" (masaje, ejercicio, medios físicos, relajación, etc.), y tenga o no respaldo en el que se conoce sobre el cuerpo humano. Lo curioso es que los terapeutas físicos reportarán haber tenido éxito con sus diferentes elecciones: parecería, entonces, que cualquier cosa funciona en la terapia física.

¿En realidad cualquier cosa funciona en la terapia física? ¿O es acaso que las cosas funcionan porque, a diferencia de la ingeniería, en la terapia física entra en juego otro participante, la persona (en cuerpo, mente y espíritu), que es capaz de acoger los beneficios de las intervenciones plausibles, enmascarar las intervenciones inútiles y contrarrestrar los efectos de intervenciones inadecuadas? Un éxito en la intervención probablemente se atribuya a la pericia del terapeuta físico, cuando en realidad podría ser causado por otros factores, incluyendo aquellos generados por la propia persona; en contraste, en la ingeniería, lo que no haga el profesional simplemente no ocurrirá, y por tanto el profesional debe conocer, a ciencia cierta, qué es lo que hace y no hace, o atenerse a encontrar problemas más adelante, con toda seguridad. Por otro lado, al enfrentarse a un problema, es facilísimo achacarle al ingeniero las fallas o imperfecciones de su trabajo, mientras que al terapeuta físico se le concede la posibilidad de que el fracaso de su intervención se debe más a la falta de respuesta del paciente que a la inefectividad de la intervención en sí misma. En conjunto, esto podría explicar en parte por qué en la terapia física aparentemente funcionan tantas cosas, y da lugar a que los profesionales puedan seguir haciendo lo que quieran hacer, según sus inclinaciones.

Entiendo bien que cada persona es individual y única, a diferencia de las máquinas y materiales con los que los ingenieros trabajan. Sin embargo, eso no exonera al profesional de la terapia física de la obligación de conocer profundamente sobre el cuerpo humano antes de plantearse cualquier intervención con cada paciente individual, en lugar de simplemente lanzarse a hacer lo que tradicionalmente se ha hecho (la alternativa más cómoda, sin duda). Esto no quiere decir que el terapeuta físico deba prescindir de su criterio, creatividad, ingenio y destrezas individuales, sino que debería existir una plaforma sobre la cual el terapeuta físico pueda basar sus decisiones acerca de lo que es útil y lo que no lo es, así como existe en la ingeniería* (y en otras profesiones). Personalmente, con la búsqueda de información que hago constantemente, me complace y me otorga seguridad el saber que tal plataforma ya se está conformando, pieza a pieza, en la terapia física; queda por ver si los profesionales de la terapia física, guiados por el objetivo primordial de ayudar a las personas, están interesados en asentarse sobre ella, o si continuarán trabajando fuera de sus márgenes.

(* Quien sostenga que la creatividad, la originalidad y el ingenio no existen en la "rígida", "lógica" y "matemática" ingeniería, que explique la existencia de cosas como un automóvil, un iPod, una prótesis articular o un puente de varios kilómetros de longitud sobre el mar.)

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