Hace poco te hablaba de algo que leí sobre el cuidado inmediato de las lesiones ortopédicas agudas. En esa lectura se habla de la lesión secundaria, un concepto que yo había encontrado con anterioridad en otro libro y que reapareció en esa lectura.
Lo que sigue, como muchas otras cosas que he mencionado en este blog, también proviene del fabuloso capítulo titulado Physiological Basis of Physical Agents, escrito por Mark A. Merrick e incluido en el libro Scientific foundations and principles of practice in musculoskeletal rehabilitation,editado por David Magee, James Zachazweski y William Quillen en el año 2007. Proporcionaré un resumen únicamente; la discusión de este tema en el libro es mucho más extensa e interesante.
En su capítulo, Merrick explica que la lesión primaria es aquella que involucra un daño tisular macroscópico o microscópico de estructuras como ligamentos, músculos, tendones, tejido nervioso, vasos sanguíneos y huesos. La lesión primaria es el trauma inicial en sí mismo, el cual ha ocurrido antes de que cualquier tratamiento o intervención pueda ser efectuada, y no puede ser revertido.
La respuesta fisiológica a la lesión primaria, nos dice Merrick, puede desencadenar daños en tejidos que no fueron lesionados originalmente. Este daño inducido por la lesión primaria recibe el nombre de lesión secundaria, la cual, según las teorías actuales, se debe a mecanismos inmunológicos e isquémicos.
Según Merrick, una respuesta inmunológica mediada por la actividad de ciertos tipos de leucocitos, principalmente los neutrófilos, es activada incluso si la lesión no involucra heridas abiertas o infecciones. En este tipo de lesiones, la actividad de los neutrófilos es probablemente mayor que la que es fisiológicamente necesaria, y puede causar daños secundarios a tejidos que no fueron lesionados inicialmente. De igual forma, células que no habían sido lesionadas pueden sufrir daños por mecanismos isquémicos, debidos a la combinación de hipoxia, un suministro inadecuado de combustible y una remoción inadecuada de los desechos.
Merrick concluye diciendo que actualmente se considera que el tiempo requerido para la reparación tisular es parcialmente dependiente de la cantidad total de tejido dañado y destruido, por lo que una menor cantidad de tejido lesionado implicaría una reparación más rápida. Esto quiere decir que si las intervenciones diseñadas para limitar la extensión de la lesión secundaria son efectuadas con prontitud, hay una mejor oportunidad para obtener un resultado terapéutico positivo.
El control de la lesión secundaria, a diferencia del control de la lesión primaria, está en manos del terapeuta físico (o del athletic trainer). Merrick, al igual que Knight y Draper (como señala la lectura a la que me referí al inicio), consideran que la crioterapia es una herramienta valiosa para conseguir este propósito. Más detalles sobre el empleo de la crioterapia en estos escenarios puede encontrarse en la lectura del libro de Knight y Draper.
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