sábado, febrero 28, 2009

Terapia Física versión 2.0

En el campo de la informática, un producto de software generalmente pasa por varias versiones a lo largo de su vida. La versión 1.0 es aquella primera versión que es apta para el consumo generalizado del público. Sin importar cuán útil y exitosa la versión 1.0 haya sido, los creadores del producto siempre se enfrascan en el desarrollo de una nueva versión, corregida, ampliada y mejorada: muchas personas han utilizado el software y han encontrado errores o deficiencias, o han sugerido que se lo amplíe para que se ajuste a necesidades suyas que no fueron anticipadas. También puede pasar que la tecnología ha avanzado y que hay mejores herramientas y métodos para hacer las cosas, y es necesaria una nueva versión para incorporarlas.

En el software, el cambio de denominación de versión 1 a versión 2 (y de 2 a 3, de 3 a 4, y así sucesivamente) implica que el software ha sido sometido a cambios muy significativos y en ocasiones radicales; en algunos casos, se elige desechar totalmente el trabajo y empezar nuevamente desde cero. Un salto de versión de este tipo representa una nueva era en la historia del producto de software. Aquellas versiones con cambios menos significativos adquieren denominaciones con subíndices, por ejemplo, versión 1.1, 1.2, 2.5, etc.

¿Qué conexión encuentro yo entre esto y la terapia física? Intentaré explicarlo a continuación.

En la actualidad, en el Ecuador (así como en los Estados Unidos de Norteamérica y aparentemente en muchos otros países) está abierto el debate acerca de si los terapeutas físicos están capacitados para asumir más responsabilidades y facultades dentro del equipo de salud. En los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo, el título de doctorado es ahora el requisito mínimo para poder ejercer la profesión, y este título habilita a los profesionales licenciados, entre otras cosas, a obtener acceso a los pacientes sin que les sean remitidos por un médico y a emitir un diagnóstico de la condición de salud del paciente (dentro de su especialidad, naturalmente).

Históricamente, en el Ecuador, la terapia física ha sido una profesión caracterizada por la supervivencia: la supervivencia individual del estudiante frente a la escasez de profesores aptos para la docencia; la supervivencia del estudiante y del profesional frente a la inaccesibilidad a la información y de oportunidades de educación; y la supervivencia del profesional frente a la lucha con los médicos (particularmente con los fisiatras). En los últimos años, con la iniciativa de que los nuevos terapeutas físicos del Ecuador inicien su ejercicio profesional con el título de licenciatura, ya no con el de tecnología médica, se ha buscado que ellos estén más capacitados para asumir un número mayor de roles y responsabilidades, pero también que tengan más oportunidades. Los pioneros --¿guerreros?-- de esta profesión en el Ecuador han querido dar paso a una nueva generación de terapeutas físicos, profesionales cuya lucha diaria no sea por la supervivencia individual, sino por la prosperidad de la profesión en su conjunto.

Teniendo en mente lo anterior, mi inquietud es la siguiente: los cambios que se han producido en la carrera de la Terapia Física en el Ecuador con este salto a la licenciatura, ¿dan lugar a una nueva era en la profesión en este país? ¿Han sido estos cambios tan significativos que, si lo equiparamos con lo que sucedería en el software, podríamos decir que la licenciatura da lugar a la versión 2.0 de la Terapia Física en el Ecuador?

En mi opinión, todavía hay muchas deficiencias en la formación de los nuevos terapeutas físicos. La cobertura de las ciencias básicas (biología, anatomía, anatomía funcional, fisiología, histología, bioquímica, biofísica, biomecánica, etc.) podría ser mucho más profunda; la cobertura de materias como la farmacología y la imagenología podría realizarse con mucho mayor detenimiento, y se podrían introducir materias como el comportamiento motor; tópicos como la toma de decisiones clínicas y la práctica basada en la evidencia podrían ser incorporadas en los planes de estudio; se necesitaría la actualización de los recursos bibliográficos, con la incorporación de recursos modernos en inglés; entre otras cosas. En muchos sentidos, para el universitario, el estudio de la terapia física sigue siendo un asunto de supervivencia e individualidad.

Entiendo que un cambio de esa magnitud puede tomar un tiempo en producirse, pero a la vez pienso que esos asuntos deben ser resueltos antes de poder decir que realmente se ha producido un cambio significativo en la formación de los terapeutas físicos y en su preparación para ejercer la profesión. Aunque no creo que yo llegue a presenciar la Terapia Física versión 2.0 durante mi periodo de estudiante, espero sí hacerlo más adelante como profesional; asimismo, esperaría que inmediatemente nos enfoquemos en el desarrollo de una versión superior.

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