Hace unos días visité el centro de fisioterapia de mi universidad, y mientras estaba allí me llamó la atención una persona que rondaba el lugar, vistiendo un uniforme de trabajador de la salud y manipulando un dispositivo electrónico que, a cierta distancia, parecía algún tipo de agenda digital personal (PDA) o computadora de bolsillo (Pocket PC). Dado que yo soy aficionado a esa clase de dispositivos electrónicos, unos minutos más tarde decidí acercarme al desconocido para intentar iniciar una conversación en torno al tema; lo conseguí, y enseguida me enteré de que el señor era el médico traumatólogo del centro de fisioterapia, y que el dispositivo que tenía en sus manos era un ejemplar de los ahora populares iPhone.
Pocos segundos de conversación entre el médico y yo bastaron para caer en la cuenta de que él estaba tanto o más enterado que yo sobre este tipo de dispositivos. Él se refería a las características y funciones de los aparatos electrónicos con tanta soltura que parecía que estuviera hablando sobre el sistema músculo-esquelético humano; se notaba claramente que estaba muy informado. El médico y yo hablamos de otros artefactos, entre ellos los lectores de libros digitales, y él, asimismo, estaba al tanto de las últimas novedades.
Este es apenas uno más de los muchos casos que he presenciado de estudiantes y profesionales de la medicina utilizando un PDA, Pocket PC, iPhone o Smartphone, en la universidad y en los hospitales. También me he topado con médicos --personas mayores que yo-- que saben mucho sobre computadores e Internet. En contraste, exceptuando el caso de un solo compañero, nunca he visto a un estudiante o profesional de la terapia física utilizando algo más sofisticado que un teléfono celular de prestaciones comunes. De igual forma, a pesar de que mis compañeros pertenecen a una generación en la que las computadoras y otros aparatos electrónicos son casi tan populares como un microondas u otros electrodomésticos, una gran proporción de ellos --la mayoría diría yo-- se sienten tremedamente incómodos e inseguros utilizando una computadora. Y lo mismo sucede con profesionales de la terapia física, de mayor edad, que tampoco acostumbran, o saben cómo, usarlas.
Yo me pregunto por qué es tan común que los médicos --jóvenes y mayores-- conozcan y utilicen cómodamente la tecnología, mientras que los terapeutas físicos, con contadas excepciones, tiendan a no utilizarla o incluso a rehuir de ella. ¿Has notado lo mismo? ¿Se te ocurre alguna explicación?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Yo creo que es como dicen ellos: "la tecnología nos sobrepaso" y es para ellos desde su punto de vista dificil estar actualizados, ya sea por miedo a descomponer alguno aparato de esos o por que no es estrictamente necesario para ellos el uso de estos.Además creo que para algunos es más cómodo pedir el favor de darles la información sobre todo con los alumnos que les interesa sus conocimientos asi como su opinión al respecto.
ResponderEliminarYO PIENSO SE DEBE A QUE ESTAMOS ACOSTUMBRADOS AL TRATO DIRECTO,CALIDO Y HUMANO,`POR ELLO NO NOS INTERESA TANTO,SIN EMBARGO ES NECESARIO CUANDO EXISTEN EQUIPOS QUE FACILITAN EL TRABAJO COMO LOS DE CORRIENTES.POR OTRO LADO TENGO LA EXPERIENCIA DE QUE ESTOS APARATOS TIENDEN A VOLVERTE MECANICO Y LA FT NO ES ASI ES PERSONALIZADA E INDIVIDUAL POR EL TIPO DE PERSONAS QUE ATENDEMOS REQUIERE DE UN CONSTANTE ANALISIS DEL SISTEMA MUSCULOESQUELETICO.
ResponderEliminarCarmen y anónimo,
ResponderEliminarGracias por compartir su opinión sobre el tema. Juntando lo que ustedes me dicen con lo que me han dicho otras personas por otros medios, ahora ya tengo algunas hipótesis sobre por qué los terapeutas físicos en general no acostumbran usar la tecnología, mientras que una gran gran proporción de médicos sí lo hacen. Escribiré algo al respecto en el futuro.
Mi teoría es más pesisimista....ingreso per cápita más alto en la familia = más acceso a tecnología y al menos acá pocos les ganan a los médicos en eso...donde yo trabajo ganan 8 veces más que yo!!! por las mismas horas de trabajo y similares responsabilidades
ResponderEliminarMauricio,
ResponderEliminarLo que mencionas ciertamente debe ser un factor de esta realidad. Ahora tengo otra idea más sobre el tema. Gracias.