lunes, julio 27, 2009

Las presentaciones en clase, una modalidad abusada

Yo no soy un educador ni estoy al tanto de las últimas tendencias en la docencia. Sin embargo, como educando, es decir, como alguien que se sienta en los pupitres para recibir la información presentada en clases, yo he podido ver que las presentaciones en clase realizadas por estudiantes casi nunca funcionan.

Yo entiendo que lo que se busca con las presentaciones en clase no es únicamente que los estudiantes consulten sobre un tema y que expongan lo que han descubierto, sino que ellos aprendan a desenvolverse en público con soltura y confianza. Sin embargo, prácticamente en todas las presentaciones en los siete semestres que han transcurrido ha sucedido lo siguiente, sin que ningún profesor realmente logre que la situación mejore:
  • Algunos estudiantes ponen cien (o más) líneas de texto en cada diapositiva y se dedican a leer literalmente lo que han puesto; si el profesor les pregunta algo que no está en la diapositiva, les friega.
  • Los que escuchamos no tenemos idea del origen de la información. Probablemente se trata de un copy-paste del sitio web del Sr. Pelagato.
  • Como se trata de información presentada por un estudiante, el resto de compañeros generalmente no para bola a quien está al frente; quienes no están dormidos, se la pasan conversando sobre la farra del último sábado o sobre el chico que les hizo ojitos la semana anterior.
  • Relacionado con esto último, dado que los estudiantes no ponen atención, la presentación es generalmente dirigida al profesor, cuando en realidad no tiene sentido si no es dirigida a los compañeros.
  • Nadie se anima a preguntar al compañero expositor si algo no quedó claro, o a emitir alguna opinión; de hecho, está mal visto que uno lo haga porque puede poner en aprietos al compañero y eso podría significarle una nota más baja.
  • Los estudiantes vamos a clases para aprender de los que saben mucho más que nosotros, no de los que saben lo mismo o menos. Que el profesor, durante la exposición o después de ella, corrija algo que se dijo mal, en ocasiones trae más confusión que clarificación.
  • ¡Y luego hay que estudiar de las diapositivas para las pruebas! ¡Horror!
Todos estos puntos son cosas evidentes, que profesores y estudiantes sin duda han notado. ¡Aún así, nada cambia y seguimos --expositor, audiencia, profesor-- perdiendo el tiempo y el esfuerzo! Algunas sugerencias, también obvias en su mayor parte, para que las presentaciones reporten mayor utilidad para los estudiantes, son:
  • El profesor debe especificar en detalle qué temas debe abordar y qué estructura debe tener la exposición.
  • El profesor podría sugerir fuentes de información que contengan la información de interés en el detalle, enfoque o extensión que sean deseables.
  • El profesor debe revisar de antemano la presentación y solicitar correcciones si es necesario, en una o más ocasiones.
  • Se debe verificar el origen de la información y enfatizar que se citen las fuentes consultadas. Las fuentes deben ser confiables y actualizadas: nada que provenga de un sitio web de dudosa reputación o que haya sido publicado hace décadas.
  • Se debe asegurar que la presentación se conduzca con seriedad, tanto por el expositor como por la audiencia.
  • Se debe auspiciar que la audiencia haga preguntas o emita opiniones sobre lo que se ha dicho; pienso que sería rara la ocasión en la que no haya nada que decir sobre lo expuesto.
Ya vamos a empezar el último semestre de la carrera. Por favor, ¡no más presentaciones que solo sirven para quemar el tiempo!

En la defensa de la disertación de tesis, cosa que se aproxima inevitablemente para quienes queremos graduarnos, tendremos que exponer, ahora sí en serio, frente a profesores, compañeros y familiares, y ellos no dudarán en preguntar algo si hace falta; el tribunal estará pendiente de todos los detalles de la presentación y los considerará como parte de la nota. Si insistimos en utilizar presentaciones en clase, al menos empecemos a hacer las que nos restan este último semestre de tal forma que nos preparen para la presentación más importante de nuestra carrera de pregrado, esa temida defensa de disertación (que, de paso, sería menos escalofriante si hubiéramos aprovechado desde el inicio las presentaciones para refinar nuestras destrezas de exposición frente a una audiencia).

2 comentarios:

  1. Sugerencia para la bibliografía:

    Las "Normas de Vancouver" son una obligación para toda presentación o artículo con una mínima seriedad, en mi universidad si no se respetaban era nota deficiente segura.

    Las mejores clases que tuve fueron aquellas en que se llegaba "estudiado" por cuenta de uno a la clase (una vez ya pasados los rudimentos del tema las primeras clases en forma clásica: apréndaselo de memoria, luego entiéndalo o entiéndalo durante la memorización. Y a estas clases de la mitad del ramo en adelante como decía se estudiaba según el programa y la bibliografía de antemano para luego discutir durante la clase con el profesor, aclarar dudas e integrar la materia del ramo y con otros ramos; el que no participaba activamante simplemente tenía peores notas porque obviamente comprendía menos.

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  2. Mauricio,

    Me parece interesante la modalidad que tú planteas. Sé que esta modalidad se ha discutido entre los profesores pero no me ha tocado verla materializada y consolidada en la práctica.

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