Yo soy una persona a quien le gusta leer para enterarse de qué saben y qué están haciendo los profesionales de la terapia física en otros lugares del mundo; para mí, que uno escoja aprender exclusivamente de los que le rodean en su pequeño entorno es una forma de limitarse y enclaustrarse. Ya he topado este punto anteriormente en varias ocasiones, y es una de las razones por las que considero que el inglés es una herramienta imprescindible (uno, dos).
A partir de hoy publicaré periódicamente en este blog enlaces a documentos con directrices (pautas, lineamentos) sobre el manejo fisioterapéutico de algunas condiciones de salud, principalmente de índole músculo-esquéletica, que es el campo que más me interesa.
El primer conjunto de directrices que mencionaré es un excelente ejemplo de lo que quisiera resaltar antes de empezar esta serie de entradas, ya que ilustra el valor de este tipo de documentos. El documento en cuestión tiene aproximadamente 190 páginas de contenido; calculo que más o menos un tercio de ellas (unas 60 páginas) tienen información sobre el manejo fisioterapéutico en sí de la condición de salud (evaluación, intervenciones, medición de desenlaces, implementación, etc.), mientras que el resto de páginas enumeran quiénes participaron en la conformación y revisión de las directrices, explican qué metodología se empleó durante la revisión de la literatura y el desarrollo de consensos (cuando la evidencia es escasa o no existe), y suministran el listado completo de referencias y su correspondiente análisis, entre otras cosas.
Un vistazo basta para notar que directrices como la que presento como ejemplo se elaboran mediante el trabajo exhaustivo de un grupo de profesionales serios; este trabajo sin duda debe ser valorado por nosotros y tomado en cuenta cuando nos topemos con pacientes que busquen nuestros servicios. Que existan este tipo de trabajos, y que los tengamos a nuestra disposición, implica que ignorarlos y seguir haciendo obstinadamente lo que siempre hacemos (lo que pensamos que nos ha funcionado personalmente, lo que nos han dicho que hay que hacer, lo que vemos que otros en nuestro entorno hacen), en mi opinión, no es una forma sabia de proceder.
Salgamos de nuestro encierro y aprovechemos el trabajo de otros, particularmente de los profesionales que trabajan en otras partes del mundo, que en muchos casos --¿generalmente?-- están más avanzados que nosotros y que saben cómo aprovechar la investigación científica y sus resultados en la práctica de la terapia física.
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