Insistentemente en este blog, y también en las conversaciones personales con mis compañeros, he manifestado mi opinión de que la teoría sustenta a la práctica y de que una buena forma de enterarse de la teoría es mediante la lectura de libros. También he dicho en varias oportunidades que la "Internet"* no es una fuente confiable de información.
¿Por qué pienso que los libros son mejores que la "Internet"?
Si un libro es publicado por una casa editorial de prestigio, normalmente se trata de un libro cuyos autores son expertos reconocidos nacional, regional o internacionalmente en su campo, con credenciales académicas y experiencia profesional envidiables. En una buena proporción de los libros que yo he visto, los autores son profesores universitarios (cada uno con al menos el título de Ph.D.) con por lo menos 10 o 20 años de experiencia en la profesión y en la docencia.
La redacción de un libro, hasta donde he visto, puede tomar años: 2, 4 o hasta 10 años. Durante y después de la redacción, los libros son sometidos a procesos de revisión y edición exhaustivos; el panel de revisores está constituido por otros expertos (normalmente también profesores universitarios) y la edición es efectuada por expertos del lenguaje. Los libros son reformados, y nuevas ediciones son lanzadas, a medida que nuevo conocimiento está disponible, y se incorporan las sugerencias de los mismos lectores en cuanto al contenido y al formato, o sus reportes de errores de contenido o de forma.
En definitiva, si un libro es publicado por una publicadora de prestigio, uno puede tener un buen grado de confianza de que se trata de un buen libro.
En contraste, ¿qué pasa con la "Internet"? Digo la "Internet", entre comillas, porque la "Internet" que conocemos y consultamos es la "Internet de los pelagatos", por crudo que suene esto. No utilizamos la "Internet académica" de las universidades, asociaciones profesionales, revistas profesionales, bases de datos científicas o de las bases de datos para la práctica basada en la evidencia, utilizamos la "Internet de Pepito Rodríguez, Juanita Sánchez, Josecito López, entre otros". En la "Internet de los pelagatos", cualquier persona, sin importar sus credenciales o experiencia, puede publicar información en cuestión de 5 minutos, sin ninguna clase de revisión o edición, de contenido o de forma. ¿Cómo podemos sustentarnos en lo que Pepito, Juanita o Josecito dicen? ¿Cómo podemos emplear la información, confiados, en nuestras consultas? ¿Con qué seguridad podemos estudiarla luego y emplearla en la vida diaria?
Sin embargo, algo que quiero aclarar es que yo no pienso que los libros sean "lo máximo" que existe. Justamente por el largo proceso de redacción, revisión y edición, los libros pueden llegar desactualizados a nuestras manos. En una escala de jerarquía académica que alguna vez vi, los libros estaban ubicados apenas en la mitad del ranking; "Internet" ocupaba el último puesto mientras que las revistas profesionales (lo que los gringos conocen como "journals", particularmente los "peer-reviewed journals") ocupaban uno de los puestos más altos y las actas (los "proceedings") de congresos y seminarios internacionales, donde exponen los expertos mundiales, ocupaban el primer puesto.
Sin embargo, todavía pienso que los libros son un buen recurso para tener una introducción a un tema que desconocemos; con estas bases podemos luego consultar recursos de mayor jerarquía académica. Si quieres utilizar la "Internet de los pelagatos", utilízala solo para tener una idea de lo que te interesa. Para realizar tus trabajos para la universidad, emplea siempre la "Internet académica". Y, por último, ¡por favor no más presentaciones con información de la "Internet de Pepito, Juanita y Josecito", que luego toca estudiar para las pruebas!
(* Según el Diccionario en línea de la Real Academia Española, se puede decir la Internet o el Internet, ya sea con inicial mayúscula o minúscula. Yo diré la Internet, porque se trata de la red Internet.)
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