Hace unos días te contaba que pienso que la Biomecánica es una disciplina esencial en el estudio y en la práctica de la Terapia Física. Hoy quisiera hablarte un poco más sobre ella, ya que es uno de los temas que más me interesan sobre el estudio del movimiento del cuerpo humano.
Si nos enfocamos en la faceta física del ser humano (dejando de lado por un momento los aspectos psicológicos, sociales o espirituales), se podría decir que el cuerpo es una máquina, una máquina muy sofisticada.
¿Por qué es una máquina? Pensemos en todos los procesos bioquímicos que ocurren cada segundo en el cuerpo, entre ellos el almacenamiento y la utilización de la energía y la síntesis y la descomposición de sustancias, todos en sincronía.
Ahora pensemos en los procesos biofísicos, concentrándonos en aquellos que involucran la participación de fuerzas. Pensemos, por ejemplo, que la sangre circula por el cuerpo debido a la presión que le imparten el corazón y la resistencia de los vasos sanguíneos, y que de esa forma llega a los tejidos, incluyendo los músculos y los huesos. En igual forma, en la percepción auditiva que tenemos en respuesta a las presiones fluctuantes del aire que constituyen un sonido.
Asimismo, consideremos que, a escala microscópica, las fuerzas generadas por las proteínas contráctiles de las fibras musculares individuales producen, a escala macroscópica, la contracción de un músculo, la cual a su vez produce o controla el movimiento de los huesos y articulaciones. Estas fuerzas, por ejemplo, nos permiten patear una pelota, desplazarnos de un lugar a otro, evitar caernos ante una perturbación inesperada u oponernos a las fuerzas generadas por el entorno o por otro ser vivo. Consideremos también la ruptura de un tejido producida porque se le aplica una fuerza que es superior a la que puede tolerar, como sucede en el caso de un desgarro muscular y también de la fractura de un hueso.
A la Biomecánica le concierne el estudio de estos fenómenos físicos que involucran fuerzas aplicadas a células, tejidos, órganos, sistemas y organismos.
A los terapeutas físicos, el aspecto de la Biomecánica que nos interesa más es el estudio de cómo las fuerzas generadas por los músculos y transmitida por los tendones a los huesos producen o controlan el movimiento de las articulaciones y del cuerpo en general, y contrarrestan a las fuerzas que son generadas por el entorno (entre ellas la gravedad, la fricción y la resistencia del aire o agua) o por un ser vivo (por ejemplo, un oponente en un deporte de contacto), o que son necesarias para vencer la inercia de un objeto (como un implemento deportivo). Nos interesa también conocer sobre la respuesta de los materiales biológicos a la aplicación de las fuerzas, para entender cómo se producen las lesiones y cómo fortalecer esos tejidos para prevenir los daños o sobreponerse a ellos.
En mi opinión, la Biomecánica es para el terapeuta físico que se especializa en el sistema músculoesquelético lo que la fisiología es para el médico, la bioquímica para el nutricionista y la filosofía para el psicólogo. Su estudio, por tanto, debería ser exhaustivo. Cualquier intervención de ejercicio terapéutico o de movilización articular que proponga un terapeuta físico simplemente no tiene fundamento si no se conoce la Biomecánica.
Quiero agregar que los terapeutas físicos interesados en la rehabilitación neurológica se interesan más en el estudio del sistema nervioso, pero aún así deben tener una noción de Biomecánica porque la función del sistema nervioso motor es, a fin de cuentas, controlar el sistema muscular y, y la de éste último, la generación de fuerzas (claro está que lo mismo se puede decir, en sentido inverso, del terapeuta físico musculoesquelético en cuanto al estudio del sistema nervioso).
En el futuro hablaré más sobre algunos aspectos interesantes de la Biomecánica aplicada a la Terapia Física.
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