Recientemente me volví a topar con este concepto en el libro Fundamentals of Motor Behavior(2010), donde su autor, Jeffrey Fairbrother, sostiene (página 36) que el comportamiento motor puede ser visto como el producto de estos tres elementos:
- Las capacidades y limitaciones de la persona.
- Las demandas de la tarea.
- La influencia del entorno.
Así, el rendimiento de un atleta cambia tanto con una mejor, o peor, condición física, como con las variaciones en los desafíos a los que se enfrenta y con modicaciones en el entorno en el cual se desenvuelve en un momento específico (con un terreno o clima diferente, con competidores de menor o mayor nivel, cuando siente la presión de una audiencia que lo anima o que lo desanima, cuando se trata de una práctica rutinaria o de una competencia importantísima, etc.). De igual forma, una persona que trabaja para recuperar la capacidad de caminar y que ha demostrado grandes avances en entornos controlados como un consultorio de terapia física, no necesariamente está listo para enfrentar las demandas impuestas por tareas y entornos menos controlados, como podrían ser situaciones como caminar mientras sujeta algo en sus manos (p.ej., las compras del supermercado, un plato con comida o un vaso con líquido que se puede regar); desplazarse por una acera con muchos peatones avanzando en torno al paciente en diferentes sentidos; el cruce de una calle transitada por muchos vehículos, con el semáforo en rojo pero a punto de cambiar a verde; y así sucesivamente, entre una infinidad de situaciones posibles de la vida diaria.
En las próximas entradas intentaré ampliar un poco más este tema, mencionando lo que encuentre sobre la relevancia que tiene para el terapeuta físico el considerar la persona, la tarea y el entorno en las intervenciones que realiza con sus pacientes.
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