Durante el último semestre de clases, hubo la oportunidad de conversar y discutir sobre la percepción individual que mis compañeros y yo teníamos sobre la educación que habíamos recibido, y acerca de lo que podíamos esperar de nuestra profesión en el futuro, basándonos en lo que habíamos vivido y presenciado hasta ese momento. En esas ocasiones, mi opinión de que necesitamos un mayor sustento teórico para lo que hacemos y de que tras obtener la licenciatura tendremos que buscar un nivel mayor de formación profesional, no fue bien recibida por muchos; talvez mis argumentos no fueron suficientemente claros y convincentes en ese momento. Sin embargo, apenas unos días atrás (varios meses después de haber egresado), conversé largamente con una compañera nuevamente sobre esto, y ella me dijo, "Recién ahora entiendo a lo que te referías cuando hablábamos de esto en clases; siento que no tengo otra opción que buscar más educación para atender con responsabilidad a mis pacientes".
En la universidad, yo sentía que había una urgencia de parte de muchos compañeros de salir a atender a pacientes; otros, en menor número, tenían como objetivo el procurarse más educación después de graduarse. Mi opinión personal, como digo, es que nuestro enfoque, dado que pertenecemos a una nueva generación de terapeutas físicos que inician su ejercicio profesional con el título de licenciatura, debería centrarse en buscar formación más profunda y especializada.
La transición a los programas de licenciatura en terapia física en el Ecuador, como yo la concibo, no es simplemente una oportunidad para agregar más créditos y asignaturas a los programas de educación existentes; al contrario, es el momento para rediseñar y reestructurar completamente los programas de terapia física para impartir una educación más global que permita a los estudiantes tener más opciones cuando se gradúen. En efecto, esto último es precisamente lo que están haciendo muchos pioneros de la profesión en este país que se dedican a la docencia.
Anteriormente se esperaba que los graduados en terapia física sean personas que hagan cosas; ahora, con la licenciatura, se espera que ellas sean profesionales capaces de tomar, por cuenta propia, decisiones conscientes e informadas. En el pasado, la educación en terapia física culminaba en un punto en el cual los profesionales no tenían otra opción que trabajar; ahora, con la licenciatura, los profesionales pueden aspirar a una infinidad de posibilidades de formación, entre ellas, las certificaciones nacionales e internacionales; los posgrados como los diplomados, las maestrías y las especializaciones; y los doctorados profesionales (como el título de DPT, para aquellos que decidan vivir en Estados Unidos de Norteamérica) y doctorados académicos (el Ph.D., para quienes estén interesados en la investigación científica o en la docencia universitaria). Las membresías en organizaciones profesionales internacionales ahora también son una posibilidad. Como se puede ver, ya no existe un límite en la educación que el terapeuta físico puede conseguir; yo pienso que este nivel de educación podría ser un factor que ayude a la terapia física a obtener el reconocimiento que se merece dentro del ámbito de las profesiones de la salud.
Naturalmente, hay que mencionar que, en la actualidad, para obtener educación avanzada específicamente en terapia física hay que buscar educación en el exterior; sin embargo, en Ecuador ya tenemos profesionales que se dedican a la docencia que han venido del exterior con títulos de posgrado, y otros que están realizando estudios de cuarto nivel en ramas afines en universidades locales. Con suerte, estos profesionales luego instaurarán programas de posgrado de terapia física en Ecuador, para el beneficio de los que vendremos después que ellos.
Para nosotros, compañeros, quiero reiterar mi opinión de que la licenciatura es apenas el inicio. Mi reconocimiento y mi agradecimiento a los profesionales pioneros que han trabajado (y luchado) con empeño para que la terapia física pueda dar este, tan necesario e importante, cambio de dirección.
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