Ayer en clases hubo una discusión sobre dos asuntos que he expuesto anteriormente en este blog: 1) la opinión de algunos investigadores de que los adjetivos "concéntrica" y "excéntrica" son inapropiados cuando se los aplica a la "contracción" del músculo esquelético, y 2) que se han propuesto alternativas al término "isotónico", el cual se emplea frecuentemente para agrupar a las contracciones concéntrica y excéntrica. Hoy quiero hablar sobre el asunto de la terminología en la terapia física y manifestar que, como estudiantes y profesionales, debemos empeñarnos en emplear siempre los términos adecuados (en clase también hubo opiniones divergentes en torno a lo que son las contracciones concéntricas, excéntricas e isométricas, pero trataré eso en otra entrada en el futuro).
Ya he dicho antes que es un hecho que la ciencia es un emprendimiento humano que es dinámico, que cambia, que se mueve, que crece. Aún así, en muchas instancias me he topado con el hecho de que muchas personas que otorgan la etiqueta de "ciencia" a la terapia física en realidad no quieren aceptar y asumir esa naturaleza dinámica, y prefieren conservar conceptos, términos y técnicas que tenían vigencia décadas atrás, asuntos que en la actualidad deben ser reconsiderados.
En la ciencia se busca la exactitud y la precisión, y se deja de lado la subjetividad. En la ciencia, así como el conocimiento se mueve y se expande, también lo hace la terminología, para ajustarse a esos cambios. La terminología es, por tanto, un reflejo de la exactitud, de la precisión y de la objetividad que se buscan en la ciencia. He mencionado muchos casos en este blog.
Para que podamos comunicarnos con nuestros colegas y otros profesionales, yo entiendo que los estudiantes debemos familiarizarnos con los términos que se emplean cotidianamente, sean estos apropiados o inapropiados, o sean actuales o caducos. Sin embargo, no comprendo por qué no se da espacio a la información nueva, incluyendo a la terminología. Si hay terminología inapropiada que todavía prevalece a pesar de que se han propuesto mejores alternativas con plena justificación, es justamente porque quienes la usamos (estudiantes y profesionales) no queremos abandonarla; otro factor para que esto suceda es el hecho de que no veamos la necesidad de estar al día en todo lo que tiene relación con nuestra rama, incluyendo la terminología.
Una cosa es el lenguaje coloquial del público en general, y otra cosa es el lenguaje que deben manejar los profesionales de una rama. Por ejemplo, en el lenguaje coloquial no se hace una distinción entre "velocidad" y "rapidez", o entre "distancia" y "desplazamiento", y esto realmente no tiene mayor trascendencia. En contraste, en la física (y en la biomecánica, que es un campo que nos interesa a los terapeutas físicos), esas palabras tienen significados específicos: "velocidad" no es lo mismo que "rapidez", "distancia" no es lo mismo que "desplazamiento". Aún así, en la conversación entre terapeutas físicos generalmente no se hace un esfuerzo consciente por emplear esos términos, ni muchos otros, según sus significados científicos. Si en la universidad, que se supone es el templo del conocimiento, no se enfatiza la importancia del uso correcto y actualizado de la terminología científica, no sorprende que en los intercambios entre estudiantes y entre profesionales no se manifieste la exactitud y la precisión de la ciencia.
En la ciencia la terminología importa. Si decimos que la terapia física es (o quiere ser) una ciencia, debemos aceptar que en la terapia física la terminología también importa.
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