Hace unos meses te conté que U.S. News & World Report calificó a la terapia física como una de las mejores profesiones en Estados Unidos de Norteamérica. Hoy te cuento que tengo más información al respecto, de otras fuentes también notorias.
La primera es la conocida BusinessWeek, que en un reporte especial del mes de septiembre de este año, señala que la terapia física culminó entre los primeros puestos en cuanto al nivel de demanda de profesionales en un estudio conducido en 40 áreas metropolitanas de E.U.A.; en 29 de ellas, la terapia física se ubica entre los tres primeros puestos. BusinessWeek sostiene que el sueldo promedio de los terapeutas físicos ha crecido un 29% entre 2002 y 2008 para ubicarse en los $74,000 anuales; esto ratifica la diferencia que yo encontré entre dos conjuntos de datos y que mencioné en la entrada sobre los sueldos de los terapeutas físicos en E.U.A. El reporte de BusinessWeek también describe cómo es el trabajo de los terapeutas físicos y habla sobre los requisitos para ejercer la profesión, lo que incluye la consecución del título de doctorado, como te he contado anteriormente. (Como una nota de pie de página yo pondría algo que dice el reporte y que resuena en mi mente en estos días, y sobre lo que planeo hablar en el futuro en este espacio: "A quien no tolere bien la ambigüedad no le irá bien en este campo".)
La segunda fuente es CNNMoney.com, que en un artículo sobre las mejores ocupaciones en E.U.A., ubica a la terapia física en el séptimo puesto. Este artículo es más breve que el de BusinessWeek pero presenta algunas estadísticas que pueden resultarte interesantes.
Así que si vives en E.U.A. o planeas radicarte allá, ya tienes una idea de qué profesión puedes escoger si te interesa trabajar en el campo de la salud.
sábado, octubre 31, 2009
domingo, octubre 25, 2009
Yo no digo que la teoría lo sea todo (Reflexiones en Octavo - Parte V)
Dado que mis compañeros y yo estamos en el último semestre de la carrera, casi todos los profesores en este semestre nos han dicho que, como estamos "a punto de graduarnos" y "a un paso de convertirnos en profesionales", los estudiantes ahora "tenemos que aplicar lo que hemos aprendido durante todos estos años" y que debemos "salir a atender pacientes para aplicar la teoría a la práctica" y de esa forma "ir ganando independencia", y otras cosas por el estilo.
Durante los semestres anteriores, en clases y en este blog yo he expresado mi percepción personal (la cual ha sido corroborada por muchos profesionales) de que en la terapia física se hacen muchísimas cosas sin realmente entender el porqué: he dicho que muy frecuentemente nos lanzamos a la práctica sin conocer la teoría, o bien que lo hacemos basándonos en una teoría obsoleta y hasta errónea, y que eso me parece inconcebible en cualquier profesión, pero especialmente en un oficio cuya razón de ser es la salud y el bienestar de las personas. Ahora noto que lo que he manifestado ha sido malinterpretado por algunos, quienes creen que yo sostengo que la terapia física es una disciplina primordialmente teórica y que los terapeutas físicos debemos poner nuestras manos más sobre los libros que sobre los pacientes.
En este semestre he tenido varias oportunidades de plantear mi preocupación nuevamente en clases y en prácticas. Yo me inclino a creer que mis comentarios han circulado entre los profesores, ya que ellos ahora topan el tema prácticamente a diario. Posiblemente aludiendo a la interpretación incorrecta de lo que yo he dicho, que se toma como que yo sostuviera que los terapeutas físicos debemos concentrarnos en lo teórico, hace unos días una profesora decía en clases algo así: "Hasta ahora no se ha oído de un cirujano que opere pacientes basándose únicamente en lo que ha visto en los libros". Yo entiendo el punto de vista de la profesora, pero concuerdo con ella solo hasta cierto punto. Lo que yo preguntaría a la profesora sería: "¿Acaso un cirujano, en la época moderna, puede operar improvisando, sin entender la función y la disfunción de los órganos, sin conocer las diferentes intervenciones posibles y sus efectos, o hacerlo basándose en la teoría que tiene varias décadas de antigüedad, época en la cual el conocimiento de las funciones del cuerpo y de las intervenciones era muy diferente al que se posee hoy?"
Adicionalmente, también hay quienes piensan que yo me ubico en un extremo junto a quienes piensan que "nada funciona si no hay evidencia", cuando en realidad yo he expresado mis dudas sobre esa visión anteriormente, en conversaciones personales y en este blog (aquí una serie completa sobre el tema, acá una cita de lo dicho por un autor).
Quiero que quede claro que yo no estoy diciendo que la terapia física es una disciplina principalmente teórica; sostener eso sería absolutamente absurdo. Lo que digo es que sin la teoría, o con teoría caduca, lo que sea que hagamos en la práctica en realidad no tiene sentido. Si no entendemos el porqué de las cosas, aunque estemos convencidos de que estamos realizando tratamientos, en realidad lo que estamos haciendo es mandando mano a los pacientes. En mi opinión, sin la teoría, los "buenos resultados" que obtenemos no son producto de un proceso deliberado de aplicación del mejor conocimiento disponible y de toma consciente de decisiones clínicas --un proceso que todo profesional de la salud debería llevar a cabo con cada paciente particular--, sino que son fruto, simplemente, de la casualidad.
Espero que esto aclare mi punto de vista.
Durante los semestres anteriores, en clases y en este blog yo he expresado mi percepción personal (la cual ha sido corroborada por muchos profesionales) de que en la terapia física se hacen muchísimas cosas sin realmente entender el porqué: he dicho que muy frecuentemente nos lanzamos a la práctica sin conocer la teoría, o bien que lo hacemos basándonos en una teoría obsoleta y hasta errónea, y que eso me parece inconcebible en cualquier profesión, pero especialmente en un oficio cuya razón de ser es la salud y el bienestar de las personas. Ahora noto que lo que he manifestado ha sido malinterpretado por algunos, quienes creen que yo sostengo que la terapia física es una disciplina primordialmente teórica y que los terapeutas físicos debemos poner nuestras manos más sobre los libros que sobre los pacientes.
En este semestre he tenido varias oportunidades de plantear mi preocupación nuevamente en clases y en prácticas. Yo me inclino a creer que mis comentarios han circulado entre los profesores, ya que ellos ahora topan el tema prácticamente a diario. Posiblemente aludiendo a la interpretación incorrecta de lo que yo he dicho, que se toma como que yo sostuviera que los terapeutas físicos debemos concentrarnos en lo teórico, hace unos días una profesora decía en clases algo así: "Hasta ahora no se ha oído de un cirujano que opere pacientes basándose únicamente en lo que ha visto en los libros". Yo entiendo el punto de vista de la profesora, pero concuerdo con ella solo hasta cierto punto. Lo que yo preguntaría a la profesora sería: "¿Acaso un cirujano, en la época moderna, puede operar improvisando, sin entender la función y la disfunción de los órganos, sin conocer las diferentes intervenciones posibles y sus efectos, o hacerlo basándose en la teoría que tiene varias décadas de antigüedad, época en la cual el conocimiento de las funciones del cuerpo y de las intervenciones era muy diferente al que se posee hoy?"
Adicionalmente, también hay quienes piensan que yo me ubico en un extremo junto a quienes piensan que "nada funciona si no hay evidencia", cuando en realidad yo he expresado mis dudas sobre esa visión anteriormente, en conversaciones personales y en este blog (aquí una serie completa sobre el tema, acá una cita de lo dicho por un autor).
Quiero que quede claro que yo no estoy diciendo que la terapia física es una disciplina principalmente teórica; sostener eso sería absolutamente absurdo. Lo que digo es que sin la teoría, o con teoría caduca, lo que sea que hagamos en la práctica en realidad no tiene sentido. Si no entendemos el porqué de las cosas, aunque estemos convencidos de que estamos realizando tratamientos, en realidad lo que estamos haciendo es mandando mano a los pacientes. En mi opinión, sin la teoría, los "buenos resultados" que obtenemos no son producto de un proceso deliberado de aplicación del mejor conocimiento disponible y de toma consciente de decisiones clínicas --un proceso que todo profesional de la salud debería llevar a cabo con cada paciente particular--, sino que son fruto, simplemente, de la casualidad.
Espero que esto aclare mi punto de vista.
sábado, octubre 17, 2009
Libros digitales, electrónicos y en línea: Amazon Kindle
Ya te hablé de las publicadores que ofrecen libros electrónicos en el campo de la salud, y en la introducción de esta serie te había ofrecido presentar algunos dispositivos para la lectura de libros electrónicos. En esta ocasión te hablaré de Amazon Kindle, el dispositivo de este tipo que ha tenido más éxito en el mercado de los Estados Unidos de Norteamérica.
Hablar sobre Amazon Kindle en este blog no hubiera tenido sentido hace unas semanas, dado que ese dispositivo funcionaba exclusivamente dentro de E.U.A. ¡La buena noticia es que Amazon lanzará en pocos días más (el 19 de octubre, según se indica) una versión de Kindle que funciona en muchos países de Latinoamérica y en España!
Kindle utiliza una tecnología de tinta electrónica (electronic ink) que hace que la lectura de los libros en la pantalla del dispositivo, la cual es de 6 pulgadas (medidas diagonalmente), sea muy similar a la lectura de un libro impreso, y mucho más cómoda que la lectura desde el monitor de una computadora de escritorio o portátil; con este dispositivo se puede leer incluso bajo la luz del sol. En sus 2GB de memoria interna, Kindle puede almacenar aproximadamente 1,500 libros, y soporta una variedad de formatos de archivos de forma directa (o nativa, entre ellos el formato propio de Kindle, TXT, MP3 y Audible) o mediante conversión (PDF, HTML, DOC, entre otros; no se garantiza que el formato del texto se preserve después de la conversión). La batería de Kindle dura hasta 2 semanas con una sola recarga, que se reduce a 4 días cuando la conexión a la red celular está encendida.
La versión internacional de Kindle (al igual que la versión de E.U.A.) descarga los libros electrónicos mediante la red de telefonía celular, lo que quiere decir que puedes comprar libros desde cualquier lugar que tenga cobertura, pero sin la necesidad de contratar un plan de telefonía; esto ya está incluido en el precio del dispositivo, que es $259***. Las compras de los libros se hacen directamente desde el dispositivo, por lo que no es necesaria una conexión de internet inalámbrica (Wi-Fi) ni conexión con una computadora. La tienda para Kindle tiene alrededor de 350,000 títulos, la mayoría en inglés pero que progresivamente incluirá obras en otros idiomas, y también ofrece suscripciones a diarios (periódicos) y revistas. Aquí la lista de títulos disponibles en la categoría general de Medicina(aproximadamente 14,500) y en la subcategoría de Terapia Física(alrededor de 70).
Estos son los países de nuestra región y lengua donde Amazon Kindle US & International Wireless sí funcionará (actualizado al 17 de octubre de 2009):
Estos son los países donde el dispositivo no funcionará (a pesar de que el mapa de cobertura que mencioné hace un rato sí incluye algunas regiones de estos países; supongo que esto podría cambiar):
Finalmente, te comentaré que hay rumores de que Kindle DX, el dispositivo estelar de Amazon, el cual tiene una pantalla de 9.7 pulgadas (en lugar de las 6 pulgadas del Kindle que presento hoy) y varias características exclusivas, también estará disponible en su edición internacional en unos meses más. Me anticipo a decir que su costo bordeará los $500.
(*** Actualización - 31/Octubre/2009: El precio de Kindle era $279 cuando escribí esta entrada, pero ahora ha bajado $20. Adicionalmente, ahora ya no existen dos modelos --uno para Estados Unidos de Norteamérica y otro para el mercado internacional--, sino que existe una sola versión que funciona en todas las regiones del mundo que tengan cobertura.)
Hablar sobre Amazon Kindle en este blog no hubiera tenido sentido hace unas semanas, dado que ese dispositivo funcionaba exclusivamente dentro de E.U.A. ¡La buena noticia es que Amazon lanzará en pocos días más (el 19 de octubre, según se indica) una versión de Kindle que funciona en muchos países de Latinoamérica y en España!
Kindle utiliza una tecnología de tinta electrónica (electronic ink) que hace que la lectura de los libros en la pantalla del dispositivo, la cual es de 6 pulgadas (medidas diagonalmente), sea muy similar a la lectura de un libro impreso, y mucho más cómoda que la lectura desde el monitor de una computadora de escritorio o portátil; con este dispositivo se puede leer incluso bajo la luz del sol. En sus 2GB de memoria interna, Kindle puede almacenar aproximadamente 1,500 libros, y soporta una variedad de formatos de archivos de forma directa (o nativa, entre ellos el formato propio de Kindle, TXT, MP3 y Audible) o mediante conversión (PDF, HTML, DOC, entre otros; no se garantiza que el formato del texto se preserve después de la conversión). La batería de Kindle dura hasta 2 semanas con una sola recarga, que se reduce a 4 días cuando la conexión a la red celular está encendida.
La versión internacional de Kindle (al igual que la versión de E.U.A.) descarga los libros electrónicos mediante la red de telefonía celular, lo que quiere decir que puedes comprar libros desde cualquier lugar que tenga cobertura, pero sin la necesidad de contratar un plan de telefonía; esto ya está incluido en el precio del dispositivo, que es $259***. Las compras de los libros se hacen directamente desde el dispositivo, por lo que no es necesaria una conexión de internet inalámbrica (Wi-Fi) ni conexión con una computadora. La tienda para Kindle tiene alrededor de 350,000 títulos, la mayoría en inglés pero que progresivamente incluirá obras en otros idiomas, y también ofrece suscripciones a diarios (periódicos) y revistas. Aquí la lista de títulos disponibles en la categoría general de Medicina(aproximadamente 14,500) y en la subcategoría de Terapia Física(alrededor de 70).
Estos son los países de nuestra región y lengua donde Amazon Kindle US & International Wireless sí funcionará (actualizado al 17 de octubre de 2009):
- Bolivia
- Brasil
- Colombia
- Ecuador
- España
- Paraguay
- Perú
- Uruguay
- Venezuela
Estos son los países donde el dispositivo no funcionará (a pesar de que el mapa de cobertura que mencioné hace un rato sí incluye algunas regiones de estos países; supongo que esto podría cambiar):
- Argentina
- Chile
Finalmente, te comentaré que hay rumores de que Kindle DX, el dispositivo estelar de Amazon, el cual tiene una pantalla de 9.7 pulgadas (en lugar de las 6 pulgadas del Kindle que presento hoy) y varias características exclusivas, también estará disponible en su edición internacional en unos meses más. Me anticipo a decir que su costo bordeará los $500.
(*** Actualización - 31/Octubre/2009: El precio de Kindle era $279 cuando escribí esta entrada, pero ahora ha bajado $20. Adicionalmente, ahora ya no existen dos modelos --uno para Estados Unidos de Norteamérica y otro para el mercado internacional--, sino que existe una sola versión que funciona en todas las regiones del mundo que tengan cobertura.)
jueves, octubre 15, 2009
El arte en arena de Kseniya Simonova
Estos videos no tienen que ver con la terapia física pero son dos de las cosas más impresionantes que yo he visto en Internet en toda mi vida. Disfrútalos.
Aquí un poco de información en Wikipedia (en inglés) sobre la artista, Kseniya Simonova, y varios videos más en su canal en YouTube.
Aquí un poco de información en Wikipedia (en inglés) sobre la artista, Kseniya Simonova, y varios videos más en su canal en YouTube.
miércoles, octubre 14, 2009
Los terapeutas físicos, sus intervenciones y las emociones de sus pacientes (Reflexiones en Octavo, Parte IV)
En los semestres anteriores, los estudiantes hicimos prácticas en hospitales, en consultorios de profesionales o en centros de fisioterapia. En contraste, en este semestre los estudiantes estamos visitando a los pacientes en los entornos en los que ellos se desenvuelven cotidianamente: por lo pronto, hemos visitado un asilo de ancianos y una escuela. Mucho más que en los semestres previos, en estos días he caído en la cuenta de la importancia que tiene la relación personal entre el terapeuta físico y sus pacientes.
Tengo compañeros que realizan un formidable trabajo haciendo sentir bien a la gente: hay quienes tienen dotes de bailarines, payasos o animadores, y quienes fungen de confidentes o cómplices de sus pacientes; empleando estas destrezas y actitudes, estos compañeros se procuran la disposición de los pacientes para trabajar. En el caso particular del ancianato, los cambios físicos que logran estos compañeros en una sola sesión de intervención --pero que perduran hasta la siguiente--, en pacientes de edad avanzada y con condiciones crónicas, a veces son tan notables que se me hace difícil creer que se puedan atribuir en su totalidad a la intervención en sí misma; el factor psicológico, supongo, debe desempeñar un rol importante en la recuperación física de los adultos mayores.
En el asilo, es evidente que la visita de los estudiantes --dos veces a la semana--, es esperada ansiosamente por muchos adultos mayores. Algunos de ellos nos reciben con besos y abrazos, y a la salida nos hacen ver que se quedan pendientes de la próxima visita. Para los adultos mayores, la visita de los estudiantes probablemente representa un cambio en su rutina, y una oportunidad para gozar de compañía, para socializar y para entretenerse. En los casos de adultos mayores en situación de abandono o soledad, es posible que esto se traduzca en una sensación de ser apreciados y cuidados. Esta alegría dispara una mejoría en el estado de bienestar psicológico de los adultos mayores, la cual, yo pienso, luego se extiende al ámbito físico.
Conversé sobre las vivencias en el ancianato con un profesional de la terapia física que tiene mucha experiencia, y él reconoció que el aspecto emocional del paciente, el cual se puede trabajar mediante la relación que éste tiene con su terapeuta físico, puede ser uno de los elementos claves en su recuperación, probablemente el más importante en ciertos casos. Inmediatamente, algunas preguntas obvias surgieron en mi cabeza, pero antes de que pudiera exteriorizarlas, el profesional pudo capturarlas en mi mirada. Lo que yo quería saber era:
Como te cuento, en estos días he descubierto la importancia que tienen las emociones de los pacientes en la terapia física. Un terapeuta físico, que es un profesional que pasa mucho tiempo --semanas, meses, años-- con sus pacientes, debe saber relacionarse con ellos a un nivel personal. Esta es una lección que he aprendido de mis compañeros.
Tengo compañeros que realizan un formidable trabajo haciendo sentir bien a la gente: hay quienes tienen dotes de bailarines, payasos o animadores, y quienes fungen de confidentes o cómplices de sus pacientes; empleando estas destrezas y actitudes, estos compañeros se procuran la disposición de los pacientes para trabajar. En el caso particular del ancianato, los cambios físicos que logran estos compañeros en una sola sesión de intervención --pero que perduran hasta la siguiente--, en pacientes de edad avanzada y con condiciones crónicas, a veces son tan notables que se me hace difícil creer que se puedan atribuir en su totalidad a la intervención en sí misma; el factor psicológico, supongo, debe desempeñar un rol importante en la recuperación física de los adultos mayores.
En el asilo, es evidente que la visita de los estudiantes --dos veces a la semana--, es esperada ansiosamente por muchos adultos mayores. Algunos de ellos nos reciben con besos y abrazos, y a la salida nos hacen ver que se quedan pendientes de la próxima visita. Para los adultos mayores, la visita de los estudiantes probablemente representa un cambio en su rutina, y una oportunidad para gozar de compañía, para socializar y para entretenerse. En los casos de adultos mayores en situación de abandono o soledad, es posible que esto se traduzca en una sensación de ser apreciados y cuidados. Esta alegría dispara una mejoría en el estado de bienestar psicológico de los adultos mayores, la cual, yo pienso, luego se extiende al ámbito físico.
Conversé sobre las vivencias en el ancianato con un profesional de la terapia física que tiene mucha experiencia, y él reconoció que el aspecto emocional del paciente, el cual se puede trabajar mediante la relación que éste tiene con su terapeuta físico, puede ser uno de los elementos claves en su recuperación, probablemente el más importante en ciertos casos. Inmediatamente, algunas preguntas obvias surgieron en mi cabeza, pero antes de que pudiera exteriorizarlas, el profesional pudo capturarlas en mi mirada. Lo que yo quería saber era:
Si se observa un buen grado de mejoría, ocasionada por la relación que el terapeuta físico tiene con el paciente, ¿qué rol tenen las intervenciones de terapia física en sí mismas? ¿Un rol secundario? ¿Para qué se estudia durante cuatro años sobre técnicas y conocimientos específicos de terapia física, cuando en muchos casos lo que se requiere, en mayor grado, es humanidad y empatía, que son cosas que no requieren entrenamiento formal?El profesional se anticipó y me dijo, "Inclusive para eso --es decir, para saber cómo relacionarse con los pacientes-- es necesario un recorrido".
Como te cuento, en estos días he descubierto la importancia que tienen las emociones de los pacientes en la terapia física. Un terapeuta físico, que es un profesional que pasa mucho tiempo --semanas, meses, años-- con sus pacientes, debe saber relacionarse con ellos a un nivel personal. Esta es una lección que he aprendido de mis compañeros.
domingo, octubre 11, 2009
Blog recomendado: Laboratorio del Lenguaje
Como lo he dicho anteriormente, a pesar de que mis dudas en torno al empleo del español --mi lengua materna-- son varias, siempre me empeño en escribir con cuidado, poniendo atención a la forma en la que utilizo las palabras y estructuro las oraciones. La lingüística es algo que siempre me ha interesado, y quisiera poder dedicar más tiempo a su estudio.
Entre la veintena de blogs a los que estoy suscrito, uno que me parece particularmente destacado es uno que menciono, desde hace meses, en la sección de "Sitios Web Interesantes" que se muestra en la porción derecha de todas las páginas de este blog. Sospecho que, debido a su ubicación en este blog, ese enlace no ha recibido la atención que merece. Las últimas lecturas que he realizado en ese blog, interesantísimas todas, me sugieren que yo debo realizar una mención específica de él.
Se trata del blog Laboratorio del Lenguaje, el cual expone regularmente temas de índole lingüística relacionadas con la medicina y la ciencia. No describiré este blog aquí en este momento, con la idea de que entres y lo explores por cuenta propia de principio a fin; solo diré hoy que me parece fabuloso. Visítalo y suscríbete.
Entre la veintena de blogs a los que estoy suscrito, uno que me parece particularmente destacado es uno que menciono, desde hace meses, en la sección de "Sitios Web Interesantes" que se muestra en la porción derecha de todas las páginas de este blog. Sospecho que, debido a su ubicación en este blog, ese enlace no ha recibido la atención que merece. Las últimas lecturas que he realizado en ese blog, interesantísimas todas, me sugieren que yo debo realizar una mención específica de él.
Se trata del blog Laboratorio del Lenguaje, el cual expone regularmente temas de índole lingüística relacionadas con la medicina y la ciencia. No describiré este blog aquí en este momento, con la idea de que entres y lo explores por cuenta propia de principio a fin; solo diré hoy que me parece fabuloso. Visítalo y suscríbete.
sábado, octubre 10, 2009
Pero si soy un mero estudiante sin experiencia (Reflexiones en Octavo - Parte III)
Últimamente algunas personas me han hecho saber que opinan que mis críticas a la profesión no son constructivas y que son infundadas, y que yo, como un estudiante con nula experiencia tratando pacientes, no puedo tener razón alguna para sostener lo que expongo acerca de la práctica de la terapia física en mi país. De igual forma, como he dicho anteriormente, algunos profesionales se preguntan cómo un estudiante como yo, que no tiene experiencia (lo cual no tengo problema en reconocer), puede atreverse a cuestionar o contradecir lo que conocen o hacen los profesionales que tienen 10, 20 o 30 años de ejercicio en el oficio de la terapia física.
Al mismo tiempo, un número mucho mayor de personas (principalmente profesionales con experiencia, pero también profesionales recién graduados y estudiantes), a quienes conozco personalmente y otros a quienes no he tenido la oportunidad de conocer, compatriotas y de otras nacionalidades, haciéndolo a través de este blog y en conversaciones personales, aplauden mis cuestionamientos, me animan a combatir el conformismo y la ingenuidad, reconocen que tengo la razón en muchas cosas, y me expresan que lo que digo, por lo menos, les "deja pensando" acerca de lo que sucede en esta profesión.
¿Por qué creo que mis criterios, a pesar de que yo sea apenas un simple estudiante, deben tener al menos algo de valor? Porque:
Por otro lado, en lo que tiene que ver con el conocimiento, técnicas y métodos en la terapia física, en la entrada a la que me refiero al inicio de ésta ya expliqué que yo no propongo nuevas teorías, ya que es obvio que no tengo la experiencia requerida para hacerlo. Dada mi condición de estudiante, yo me limito a mencionar lo que profesionales reconocidos internacionalmente dicen, con la idea de tener una visión más amplia e informada de las cosas. En diversas ocasiones he notado las diferencias y discrepancias que existen entre el conocimiento y procedimientos que utilizamos acá, y los que provienen de Europa y de Estados Unidos de Norteamérica, y he manifestado en este blog que nos conviene tener una idea de todas ellas. Y no es cierto que en este blog yo no hago más que criticar: quien sostenga eso no ha visto las más de 220 entradas que he dedicado en este espacio a compartir información que me parece interesante y útil.
Uno no necesita ser un jugador profesional de fútbol, y haber jugado en campeonatos nacionales o internacionales, para entender la calidad de los jugadores profesionales. La diferencia que existe entre un Pepito Sánchez, si se lo contrasta con un Ronaldinho, un Messi o un Zidane, es evidente a leguas, hasta para la gente que no ha pateado un balón en toda su vida y que no sabe nada de fútbol. Asimismo, en la terapia física hay tantas cosas que están mal, en la educación y en la profesión (esto no es un secreto: ¡los mismos profesores y profesionales lo reconocen!), y no hay que ser un experto para notarlo. ¡Las cosas tienen que cambiar, para el beneficio de la profesión y de la población, y el primer paso es caer en la cuenta de ello!
Al mismo tiempo, un número mucho mayor de personas (principalmente profesionales con experiencia, pero también profesionales recién graduados y estudiantes), a quienes conozco personalmente y otros a quienes no he tenido la oportunidad de conocer, compatriotas y de otras nacionalidades, haciéndolo a través de este blog y en conversaciones personales, aplauden mis cuestionamientos, me animan a combatir el conformismo y la ingenuidad, reconocen que tengo la razón en muchas cosas, y me expresan que lo que digo, por lo menos, les "deja pensando" acerca de lo que sucede en esta profesión.
¿Por qué creo que mis criterios, a pesar de que yo sea apenas un simple estudiante, deben tener al menos algo de valor? Porque:
- Tengo formación universitaria previa en otra profesión (fuera del ámbito del cuidado de la salud) y algunos años de ejercicio de ese oficio. La actual, por tanto, no es mi primera vivencia en los entornos educativo y profesional.
- Tengo la influencia de mi padre, un médico de reconocida trayectoria profesional y académica, quien me ha hecho ver que el cuidado de la salud de las personas es un asunto serio y complejo.
- Durante casi 4 años he vivido el día a día en las aulas y en los lugares de práctica. He visto con mis propios ojos lo que se hace y lo que no se hace.
- He conversado en incontables ocasiones con líderes, docentes, profesionales y estudiantes de la terapia física, pero también de la medicina y de ramas afines.
- Me empeño en enterarme, mediante la lectura de libros y de recursos disponibles en Internet, de lo que otros hacen en otros países, y por qué.
Por otro lado, en lo que tiene que ver con el conocimiento, técnicas y métodos en la terapia física, en la entrada a la que me refiero al inicio de ésta ya expliqué que yo no propongo nuevas teorías, ya que es obvio que no tengo la experiencia requerida para hacerlo. Dada mi condición de estudiante, yo me limito a mencionar lo que profesionales reconocidos internacionalmente dicen, con la idea de tener una visión más amplia e informada de las cosas. En diversas ocasiones he notado las diferencias y discrepancias que existen entre el conocimiento y procedimientos que utilizamos acá, y los que provienen de Europa y de Estados Unidos de Norteamérica, y he manifestado en este blog que nos conviene tener una idea de todas ellas. Y no es cierto que en este blog yo no hago más que criticar: quien sostenga eso no ha visto las más de 220 entradas que he dedicado en este espacio a compartir información que me parece interesante y útil.
Uno no necesita ser un jugador profesional de fútbol, y haber jugado en campeonatos nacionales o internacionales, para entender la calidad de los jugadores profesionales. La diferencia que existe entre un Pepito Sánchez, si se lo contrasta con un Ronaldinho, un Messi o un Zidane, es evidente a leguas, hasta para la gente que no ha pateado un balón en toda su vida y que no sabe nada de fútbol. Asimismo, en la terapia física hay tantas cosas que están mal, en la educación y en la profesión (esto no es un secreto: ¡los mismos profesores y profesionales lo reconocen!), y no hay que ser un experto para notarlo. ¡Las cosas tienen que cambiar, para el beneficio de la profesión y de la población, y el primer paso es caer en la cuenta de ello!
jueves, octubre 08, 2009
Mecanismos y manejo del dolor para el terapeuta físico
Hace más de seis meses te hablé de la relevancia del estudio del dolor en la terapia física y de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (International Association for the Study of Pain, IASP), y en esa ocasión te conté que IASP había delineado un currículo para los programas de terapia física y terapia ocupacional en lo que se refiere al estudio del dolor.
Hoy te cuento que, aparte del currículo, IASP ha publicado un libro entero sobre el dolor en el ámbito de la terapia física. El libro, titulado Mechanisms and Management of Pain for the Physical Therapist, fue publicado en este año (julio de 2009 para ser exacto) y fue editado por Kathleen Sluka. Puedes leer la descripción del libro, su tabla de contenidos y un comentario de su editora en el sitio web de IASP; allí mismo puedes comprar el libro o hacerlo en Amazon.com.
Por coincidencia, hace unos días publiqué aquí lo que Steve George y Mark Bishop decían sobre el dolor en la columna lumbar, y al revisar la tabla de contenidos del libro de IASP veo que Steve George es el autor del capítulo sobre el dolor espinal (capítulo 16), lo que ratifica que la información que reproduje anteriormente en este blog es valiosa.
Este sin duda será otro de los libros esenciales para el terapeuta físico.
Hoy te cuento que, aparte del currículo, IASP ha publicado un libro entero sobre el dolor en el ámbito de la terapia física. El libro, titulado Mechanisms and Management of Pain for the Physical Therapist, fue publicado en este año (julio de 2009 para ser exacto) y fue editado por Kathleen Sluka. Puedes leer la descripción del libro, su tabla de contenidos y un comentario de su editora en el sitio web de IASP; allí mismo puedes comprar el libro o hacerlo en Amazon.com.
Por coincidencia, hace unos días publiqué aquí lo que Steve George y Mark Bishop decían sobre el dolor en la columna lumbar, y al revisar la tabla de contenidos del libro de IASP veo que Steve George es el autor del capítulo sobre el dolor espinal (capítulo 16), lo que ratifica que la información que reproduje anteriormente en este blog es valiosa.
Este sin duda será otro de los libros esenciales para el terapeuta físico.
miércoles, octubre 07, 2009
Sobre las especialidades en terapia física y los límites de la competencia (Reflexiones en Octavo - Parte II)
Anteriormente he dicho que he caído en la cuenta de que la terapia física es un campo verdaderamente vasto. Ahora sé que el estudiante de terapia física tiene una diversidad de opciones cuando se gradúa de la universidad: puede trabajar con niños o con adultos, con deportistas, con mujeres embarazadas, o con adultos mayores, entre otros, en los ámbitos de la neurología, la ortopedia, la traumatología, la neumología, la cardiología, la ginecología, la urología, la gerontología y demás. Pero lo que yo no he dicho antes es que yo pienso que esta diversidad no significa que el terapeuta físico pueda hacer todas estas cosas al mismo tiempo.
También he dicho previamente que una cosa que me pareció curiosa al ingresar en el mundo de la terapia física fue encontrar profesionales que no tienen problema para saltar de la terapia neurológica a la terapia músculo-esquelética y luego a la terapia ginecológica, o cosas similares. También me llama la atención saber de terapeutas físicos que realizan intervenciones de terapia ocupacional, o de otros que dan recomendaciones sobre nutrición a sus pacientes deportistas. Esto parece ser particularmente común entre los profesionales de las primeras generaciones de terapia física, que son personas que vieron nacer a la profesión en el país y que ejercieron su actividad sin un ámbito definido de competencia.
La amplitud del campo de la terapia física implica que será muy difícil --probablemente imposible-- que alguien pueda conocer todo lo que existe en él, haciéndolo de una forma responsable y ética con el afán de dar el mejor servicio posible a la población. Los médicos estudian, por lo menos, el doble de tiempo que los terapeutas físicos y, por lo general, su ejercicio profesional se restringe a una sola especialidad, la cual obtuvieron mediante estudios formales. El terapeuta físico, con menos tiempo de educación formal en pregrado y en muchas ocasiones sin educación de posgrado, quiere hacerlo todo. Hace poco escuché a una profesional decir que no sabía quién "se inventó eso de las especialidades en terapia física", dando a entender que desde su perspectiva, un terapeuta físico debería poder hacer todo lo que se plantee. El refrán difiere, sin embargo: "El que mucho abarca, poco aprieta". Simultáneamente, quiero reiterar que tampoco estoy a favor de la "hiperespecialización" (reutilizando un término empleado por un profesor en una conversación que mantuvo conmigo hace unos días), que es algo que he expresado anteriormente en el contexto de la rehabilitación neurológica.
Que quede claro que yo no estoy diciendo que el terapeuta físico no debe estar informado sobre muchas cosas que influyen en la salud de una persona, para observar a la persona de una forma integral. Sin duda a todo terapeuta físico (yo diría, a todo profesional del sector de la salud) le sirve saber sobre nutrición, por ejemplo, pero en ocasiones la conveniencia de ser un profesional completo y versátil se toma muy a pecho y vemos a terapeutas físicos recomendando estrategias nutricionales y dietas a sus pacientes. También vemos a otros terapeutas físicos efectuando actividades que tienen que ver la cognición, la memoria o el lenguaje del paciente. Si esto ocurre, ¿dónde quedan el nutricionista de profesión, el terapeuta ocupacional, el terapeuta del lenguaje, el psicólogo? Si nos apropiamos de esos roles sin habernos formado específicamente para desempeñarlos, ¿cómo sabemos que estamos haciendo lo que hay que hacer en esos casos, o si, a pesar de las buenas intenciones que podamos tener, en realidad sólo estamos perjudicando al paciente, complicando o retardando su recuperación, o desperdiciando recursos y tiempo (del paciente y nuestros)? Como comúnmente se dice, y como yo quise decir en la serie sobre los estudiantes que atienden pacientes particulares, una cosa es que uno pueda hacer una cosa y otra es que uno deba hacerla.
Como explico, mi intención al decir todo esto no es afirmar que el terapeuta físico sea incapaz de saber muchas cosas, o que deba restringir su curiosidad por aprender o su creatividad para idear intervenciones. Al contrario, lo que quiero decir es que, en la terapia física, el espectro de opciones es tan amplio y el conocimiento tan extenso que llegamos a un punto en el que es necesario "delimitar el territorio", así como un país se divide en provincias (o estados) y ciudades para que pueda ser administrado de la mejor forma posible. En ese sentido, los límites son buenos: uno puede centrarse en algo y explorarlo a profundidad, en lugar de recorrerlo superficialmente, con la idea de prestar el mejor servicio que sea posible a todos sus pacientes.
Yo francamente pienso que parte de la maduración de la profesión de la terapia física consistirá en la demarcación clara de los límites de la competencia de cada terapeuta físico, tanto dentro de su profesión como en lo que les concierne a las profesiones aledañas.
También he dicho previamente que una cosa que me pareció curiosa al ingresar en el mundo de la terapia física fue encontrar profesionales que no tienen problema para saltar de la terapia neurológica a la terapia músculo-esquelética y luego a la terapia ginecológica, o cosas similares. También me llama la atención saber de terapeutas físicos que realizan intervenciones de terapia ocupacional, o de otros que dan recomendaciones sobre nutrición a sus pacientes deportistas. Esto parece ser particularmente común entre los profesionales de las primeras generaciones de terapia física, que son personas que vieron nacer a la profesión en el país y que ejercieron su actividad sin un ámbito definido de competencia.
La amplitud del campo de la terapia física implica que será muy difícil --probablemente imposible-- que alguien pueda conocer todo lo que existe en él, haciéndolo de una forma responsable y ética con el afán de dar el mejor servicio posible a la población. Los médicos estudian, por lo menos, el doble de tiempo que los terapeutas físicos y, por lo general, su ejercicio profesional se restringe a una sola especialidad, la cual obtuvieron mediante estudios formales. El terapeuta físico, con menos tiempo de educación formal en pregrado y en muchas ocasiones sin educación de posgrado, quiere hacerlo todo. Hace poco escuché a una profesional decir que no sabía quién "se inventó eso de las especialidades en terapia física", dando a entender que desde su perspectiva, un terapeuta físico debería poder hacer todo lo que se plantee. El refrán difiere, sin embargo: "El que mucho abarca, poco aprieta". Simultáneamente, quiero reiterar que tampoco estoy a favor de la "hiperespecialización" (reutilizando un término empleado por un profesor en una conversación que mantuvo conmigo hace unos días), que es algo que he expresado anteriormente en el contexto de la rehabilitación neurológica.
Que quede claro que yo no estoy diciendo que el terapeuta físico no debe estar informado sobre muchas cosas que influyen en la salud de una persona, para observar a la persona de una forma integral. Sin duda a todo terapeuta físico (yo diría, a todo profesional del sector de la salud) le sirve saber sobre nutrición, por ejemplo, pero en ocasiones la conveniencia de ser un profesional completo y versátil se toma muy a pecho y vemos a terapeutas físicos recomendando estrategias nutricionales y dietas a sus pacientes. También vemos a otros terapeutas físicos efectuando actividades que tienen que ver la cognición, la memoria o el lenguaje del paciente. Si esto ocurre, ¿dónde quedan el nutricionista de profesión, el terapeuta ocupacional, el terapeuta del lenguaje, el psicólogo? Si nos apropiamos de esos roles sin habernos formado específicamente para desempeñarlos, ¿cómo sabemos que estamos haciendo lo que hay que hacer en esos casos, o si, a pesar de las buenas intenciones que podamos tener, en realidad sólo estamos perjudicando al paciente, complicando o retardando su recuperación, o desperdiciando recursos y tiempo (del paciente y nuestros)? Como comúnmente se dice, y como yo quise decir en la serie sobre los estudiantes que atienden pacientes particulares, una cosa es que uno pueda hacer una cosa y otra es que uno deba hacerla.
Como explico, mi intención al decir todo esto no es afirmar que el terapeuta físico sea incapaz de saber muchas cosas, o que deba restringir su curiosidad por aprender o su creatividad para idear intervenciones. Al contrario, lo que quiero decir es que, en la terapia física, el espectro de opciones es tan amplio y el conocimiento tan extenso que llegamos a un punto en el que es necesario "delimitar el territorio", así como un país se divide en provincias (o estados) y ciudades para que pueda ser administrado de la mejor forma posible. En ese sentido, los límites son buenos: uno puede centrarse en algo y explorarlo a profundidad, en lugar de recorrerlo superficialmente, con la idea de prestar el mejor servicio que sea posible a todos sus pacientes.
Yo francamente pienso que parte de la maduración de la profesión de la terapia física consistirá en la demarcación clara de los límites de la competencia de cada terapeuta físico, tanto dentro de su profesión como en lo que les concierne a las profesiones aledañas.
domingo, octubre 04, 2009
Causas del dolor lumbar: generadores potenciales de dolor en la columna lumbar
Hace unos días se dijo en clase que una causa del dolor lumbar es la irritación de los músculos paravertebrales provocada por el material nuclear que escapa de un disco intervertebral degenerado. Como en ese momento me resultaba difícil imaginar cómo el material nuclear de un disco intervertebral podría migrar hasta los músculos paravertebrales y afectarlos, levanté la mano y pregunté a la profesora si no habría que pensar en que el dolor se debe a la irritación de las raíces nerviosas (más próximas al disco intervertebral) ocasionado por el material nuclear, en lugar de ser producto de la irritación del tejido muscular, pero la profesora ratificó su punto de vista.
Hoy quiero compartir contigo información que hace que tanto la exposición de la profesora como mi intervención suenen simplistas y hasta erróneas. Steven George y Mark Bishop, en el capítulo Low back pain: Causes and differential diagnosis, que pertenece al libro Pathology and Intervention in Musculoskeletal Rehabilitation(David Magee, James Zachazewski, William Quillen; 2009), dedican una sección a la exposición de los generadores potenciales de dolor en la columna lumbar.
George y Bishop empiezan manifestando lo siguiente, basándose en los resultados de los estudios efectuados por otros investigadores (página 347):
Hoy quiero compartir contigo información que hace que tanto la exposición de la profesora como mi intervención suenen simplistas y hasta erróneas. Steven George y Mark Bishop, en el capítulo Low back pain: Causes and differential diagnosis, que pertenece al libro Pathology and Intervention in Musculoskeletal Rehabilitation(David Magee, James Zachazewski, William Quillen; 2009), dedican una sección a la exposición de los generadores potenciales de dolor en la columna lumbar.
George y Bishop empiezan manifestando lo siguiente, basándose en los resultados de los estudios efectuados por otros investigadores (página 347):
Cualquier estructura inervada en la columna lumbar puede causar síntomas de dolor lumbar y dolor referido a una extremidad o extremidades.Luego, George y Bishop explican cómo se podría diferenciar entre un dolor somático y un dolor radicular (página 347):
La cualidad del dolor reportado por el paciente puede ayudar a diferenciar si el origen del dolor está relacionado con una estructura músculo-esquelética o si el dolor es de origen radicular. El dolor radicular es un dolor agudo [sharp] y punzante [shooting] en la extremidad inferior en una banda definida de menos de 4cm de ancho, ya sea superficial o profundo en la extremidad, mientras que el dolor somático es difícil de localizar y es reportado como sordo [aching].Luego, los autores explican que el dolor radicular se manifiesta cuando una raíz nerviosa previamente dañada es comprimida (páginas 347 y 348):
Sin embargo, es poco probable que la compresión de una raíz nerviosa sea el mecanismo causativo primario. La compresión del tejido de una raíz nerviosa causa radiculopatía; esto es, parestesia radiante, amortiguamiento y debilidad, o una combinación de síntomas, pero no dolor. El dolor característico es provocado únicamente cuando una raíz nerviosa previamente dañada es comprimida. En consecuencia, un paciente no siempre se presentará con radiculopatía y con dolor radicular.A continuación, George y Bishop hablan del dolor generado en la vaina dural y las raíces nerviosas (página 348):
La inflamación de la vaina dural y la raíz nerviosa está implicada en la génesis de los síntomas radiculares iniciales. A pesar de que la fuente de la inflamación no es obvia, la exposición al material nuclear del disco intervertebral puede causar una respuesta inflamatoria química en el tejido dural y de la raíz nerviosa y una fibrosis eventual de los tejidos perineurales. La compresión subsecuente del tejido neural genera los síntomas radiculares.Posteriormente, los autores hablan del dolor causado por la compresión traumática (página 348):
En la ausencia de extrusión del material del núcleo pulposo hacia el canal medular, una respuesta inflamatoria precursora puede resultar de una compresión traumática. Modelos animales también sugieren que la compresión del tejido de la raíz nerviosa eventualmente genera edema local e isquemia de la raíz nerviosa y el ganglio. Por tanto, cualquiera de las patologías que causa compresión prolongada de la raíz nerviosa puede eventualmente resultar en un daño a la raíz nerviosa o al ganglio. Luego de que este daño ocurre, una compresión posterior puede entonces resultar en quejas de dolor radicular.Finalmente, en dos páginas y un poco más, George y Bishop exponen los generadores específicos de dolor somático. A continuación un resumen de la información presentada allí (páginas 348-351):
- Tejido contráctil
- La reducción en la tolerancia a la fatiga de los músculos posteriores del tronco se traduce en una sobrecarga de los tejidos no contráctiles.
- Lesión por distensión de la musculatura lumbar.
- Espasmo o guarding (no sé la traducción de esto, pero se trata de la contracción que el músculo realiza en respuesta a un estímulo doloroso en un tejido adyacente o subyacente, para inmovilizar el tejido lesionado).
- Puntos gatillo y otros problemas miofasciales.
- Tejido no contráctil: fascia, ligamentos, periostio, entre otros.
- Dolor discogénico: Lesión por torsión del tercio externo del anillo fibroso, el cual está inervado. Alternativamente, por exposición de la porción inervada del anillo fibroso al material nuclear o a los productos de la descomposición del núcleo degenerado.
- Ligamentos y fascia: los ligamentos supraespinosos y interespinosos, el tendón común del longuísimo torácico, el ligamento sacroilíaco dorsal largo y la fascia tóracolumbar pueden ser una fuente de dolor, ya que se especula que están sujetos a lesiones por distensión. Alternativamente, por estrés prolongado en el tejido ligamentoso relacionado con cambios en la postura o deficiencias del movimiento.
- Articulaciones cigapofisarias
- Distensión o ruptura de la cápsula
- Fracturas
- Daño del cartílago articular y artritis
- Atrapamiento de los meniscoides
- Pinzamiento de la sinovial
- Vértebras
- Cuerpo vertebral: Enfermedad de Paget, tumores primarios o secundarios y fracturas.
- Elementos posteriores de las vértebras: Periostitis de la apófisis espinosa o de la lámina debida a trauma por hiperextensión, que también puede resultar en inflamación del ligamento interespinoso.
- Espondilosis: este defecto altera la artrocinemática del movimiento intervertebral, lo que resulta en un estrés incrementado en las estructuras del arco posterior, como ligamentos y músculos paravertebrales.
- Posiblemente, por una vértebra lumbar transicional o por espina bífida oculta.
sábado, octubre 03, 2009
"Complejizando" la terapia física (Reflexiones en Octavo - Parte I)
Nota: Por favor lee la introducción de esta serie para que te enteres del contexto.
Yo diría que apenas inicié el segundo año de estudios de terapia física --momento en el cual empezamos a estudiar materias específicas de la carrera-- empecé a notar, gracias a lo que había leído por iniciativa propia en libros y otros recursos, que un montón de cosas esenciales no se discutían en el aula de clases; se trata de una cantidad importantísima de información que haría mucho más compleja a la práctica de la terapia física, pero a la vez más profesional. He llegado ya al último semestre de estudios y ya no tengo esperanzas de que esas cosas se discutan alguna vez en el aula, principalmente para el beneficio de mis compañeros, ya que yo me he enterado de esas cosas por mí mismo y lo continuaré haciendo.
Constantemente se escucha que los profesionales de la terapia física quieren dejar de ser vistos como meros técnicos, "enchufadores" de aparatos, subordinados de otros. Al mismo tiempo, la formación de los terapeutas físicos en Ecuador tradicionalmente ha sido, y actualmente sigue siendo, deficiente en muchos aspectos, por lo que se me hace muy difícil pensar que realmente estemos preparados para asumir un rol profesional independiente de una forma verdaderamente responsable, que nos permita garantizar la efectividad, eficiencia y seguridad de las intervenciones que realizamos con nuestros pacientes/clientes. A continuación algunas de las cosas que he notado como estudiante durante las prácticas en centros de rehabilitación física de mi ciudad.
Si los terapeutas físicos empleamos agentes físicos (frío, calor, electricidad, ultrasonido, etc.), deberíamos entender la física del agente y cómo ésta afecta a la fisiología del cuerpo. Deberíamos entender qué propósito y efecto tiene hasta el último parámetro del aparato que usamos, y qué valores se utilizan en qué casos. Incluso si nos vamos por el camino fácil y escogemos uno de los programas predefinidos que vienen con el dispositivo (en el caso de la electroterapia, por ejemplo), deberíamos ser capaces de interpretar los valores del programa y entender por qué son utilizados. De otra forma, aunque suene feo, somos meros "enchufadores".
Si empleamos ejercicio terapéutico, cada sesión, ejercicio, nivel de carga o resistencia, serie, repetición y periodo de descanso debería tener un propósito específico; no bastan las prescripciones genéricas de "tres series de 10", "cuatro series de 20" o "15 minutos en la caminadora". En efecto, deberíamos diseñar los programas de ejercicio o acondicionamiento físico, no simplemente improvisar una rutina cada día. ¡Se supone que somos expertos en el ejercicio! Este punto, y también el anterior, se podría extender para cubrir otros tipos de intervenciones (por ejemplo, las terapias manuales) que realizan los terapeutas físicos.
Deberíamos llevar un registro detallado de todo lo que se le hace al paciente; generalmente dependemos de nuestra memoria o, peor aún, de la memoria del paciente (actualmente es muy común escuchar, "¿Qué estábamos trabajando con usted?" o "¿Qué le hizo mi compañero a usted la última vez?"). Agentes físicos, terapias manuales, ejercicio terapéutico, todo debería estar anotado, minuciosamente, sesión por sesión. Y no sólo qué se hizo y cómo, sino qué se logró con ello: si se obtienen buenos desenlaces, estos registros podrían constituir un sustento para seguir haciendo lo que hacemos, dado que la evidencia científica aún es escasa en nuestra profesión.
Deberíamos adoptar la costumbre de autoformarnos, mediante la lectura de libros, artículos, revistas profesionales, y al mismo tiempo dejar de ver a los cursos y seminarios como la única o la mejor forma de aprender algo nuevo. ¡Basta ya de depender totalmente del aprendizaje de boca en boca! Aunque esta educación autodirigida haga que la formación del terapeuta físico sea un poco más difícil, a medida que el profesional va ganando experiencia debería adquirir concomitantemente la capacidad para buscar, entender y usar el nuevo conocimiento por cuenta propia (a menos que se trate de técnicas que requieran adiestramiento de parte de una persona experimentada, por supuesto). Nuestra formación personal y el interés de nuestros clientes/pacientes deberían pesar infinitamente más que la posibilidad de adjuntar un nuevo diploma a nuestro currículum vítae.
Se supone que cuando una persona acude a un profesional (de cualquier campo) lo hace confiando en que el profesional tiene conocimiento y destrezas que ella misma no posee. Es difícil de creer que, con toda esa discusión de la independización de la terapia física, aún estén ausentes tantas cosas que, como profesionales, se supone que los terapeutas físicos hacen o saben. Como estudiante de una carrera que tiene que ver con el cuidado de la salud de las personas, me asusta la idea de que rutinariamente se dejen tantas cosas al azar en la práctica de la terapia física.
Debe reconocerse que de la mano de la independización de una profesión viene la complejidad, y que la responsabilidad acompaña a la profesionalización. Si rechazamos la complejidad perpetuamos nuestro estatus de técnicos, enchufadores, subordinados a otros.
Yo diría que apenas inicié el segundo año de estudios de terapia física --momento en el cual empezamos a estudiar materias específicas de la carrera-- empecé a notar, gracias a lo que había leído por iniciativa propia en libros y otros recursos, que un montón de cosas esenciales no se discutían en el aula de clases; se trata de una cantidad importantísima de información que haría mucho más compleja a la práctica de la terapia física, pero a la vez más profesional. He llegado ya al último semestre de estudios y ya no tengo esperanzas de que esas cosas se discutan alguna vez en el aula, principalmente para el beneficio de mis compañeros, ya que yo me he enterado de esas cosas por mí mismo y lo continuaré haciendo.
Constantemente se escucha que los profesionales de la terapia física quieren dejar de ser vistos como meros técnicos, "enchufadores" de aparatos, subordinados de otros. Al mismo tiempo, la formación de los terapeutas físicos en Ecuador tradicionalmente ha sido, y actualmente sigue siendo, deficiente en muchos aspectos, por lo que se me hace muy difícil pensar que realmente estemos preparados para asumir un rol profesional independiente de una forma verdaderamente responsable, que nos permita garantizar la efectividad, eficiencia y seguridad de las intervenciones que realizamos con nuestros pacientes/clientes. A continuación algunas de las cosas que he notado como estudiante durante las prácticas en centros de rehabilitación física de mi ciudad.
Si los terapeutas físicos empleamos agentes físicos (frío, calor, electricidad, ultrasonido, etc.), deberíamos entender la física del agente y cómo ésta afecta a la fisiología del cuerpo. Deberíamos entender qué propósito y efecto tiene hasta el último parámetro del aparato que usamos, y qué valores se utilizan en qué casos. Incluso si nos vamos por el camino fácil y escogemos uno de los programas predefinidos que vienen con el dispositivo (en el caso de la electroterapia, por ejemplo), deberíamos ser capaces de interpretar los valores del programa y entender por qué son utilizados. De otra forma, aunque suene feo, somos meros "enchufadores".
Si empleamos ejercicio terapéutico, cada sesión, ejercicio, nivel de carga o resistencia, serie, repetición y periodo de descanso debería tener un propósito específico; no bastan las prescripciones genéricas de "tres series de 10", "cuatro series de 20" o "15 minutos en la caminadora". En efecto, deberíamos diseñar los programas de ejercicio o acondicionamiento físico, no simplemente improvisar una rutina cada día. ¡Se supone que somos expertos en el ejercicio! Este punto, y también el anterior, se podría extender para cubrir otros tipos de intervenciones (por ejemplo, las terapias manuales) que realizan los terapeutas físicos.
Deberíamos llevar un registro detallado de todo lo que se le hace al paciente; generalmente dependemos de nuestra memoria o, peor aún, de la memoria del paciente (actualmente es muy común escuchar, "¿Qué estábamos trabajando con usted?" o "¿Qué le hizo mi compañero a usted la última vez?"). Agentes físicos, terapias manuales, ejercicio terapéutico, todo debería estar anotado, minuciosamente, sesión por sesión. Y no sólo qué se hizo y cómo, sino qué se logró con ello: si se obtienen buenos desenlaces, estos registros podrían constituir un sustento para seguir haciendo lo que hacemos, dado que la evidencia científica aún es escasa en nuestra profesión.
Deberíamos adoptar la costumbre de autoformarnos, mediante la lectura de libros, artículos, revistas profesionales, y al mismo tiempo dejar de ver a los cursos y seminarios como la única o la mejor forma de aprender algo nuevo. ¡Basta ya de depender totalmente del aprendizaje de boca en boca! Aunque esta educación autodirigida haga que la formación del terapeuta físico sea un poco más difícil, a medida que el profesional va ganando experiencia debería adquirir concomitantemente la capacidad para buscar, entender y usar el nuevo conocimiento por cuenta propia (a menos que se trate de técnicas que requieran adiestramiento de parte de una persona experimentada, por supuesto). Nuestra formación personal y el interés de nuestros clientes/pacientes deberían pesar infinitamente más que la posibilidad de adjuntar un nuevo diploma a nuestro currículum vítae.
Se supone que cuando una persona acude a un profesional (de cualquier campo) lo hace confiando en que el profesional tiene conocimiento y destrezas que ella misma no posee. Es difícil de creer que, con toda esa discusión de la independización de la terapia física, aún estén ausentes tantas cosas que, como profesionales, se supone que los terapeutas físicos hacen o saben. Como estudiante de una carrera que tiene que ver con el cuidado de la salud de las personas, me asusta la idea de que rutinariamente se dejen tantas cosas al azar en la práctica de la terapia física.
Debe reconocerse que de la mano de la independización de una profesión viene la complejidad, y que la responsabilidad acompaña a la profesionalización. Si rechazamos la complejidad perpetuamos nuestro estatus de técnicos, enchufadores, subordinados a otros.
viernes, octubre 02, 2009
Reflexiones en Octavo: Introducción
Como probablemente ya lo sepas porque lo he dicho en varias entradas anteriores, este será (si todo sale bien) el último semestre de mis estudios de pregrado.
Los sentimientos y las sensaciones que he experimentado durante estos cuatro años de estudios, en lo que se refiere a la profesión, a los profesionales y a mi propio desempeño, han variado desde lo sumamente positivo hasta lo desquiciantemente negativo; en este blog he compartido contigo muchísimas de mis percepciones, impresiones y opiniones sobre todo esto. En las seis semanas que han transcurrido de este semestre --el octavo y último--, algunos de esos sentimientos y sensaciones han alcanzado su mayor intensidad y relevancia.
Durante los siete semestres anteriores he conversado en incontables ocasiones con profesores y profesionales de la terapia física y la medicina, y todos esos intercambios han sido valiosísimos para mí. Recientemente conversé personalmente, como lo he hecho prácticamente todos los semestres, con un profesional de la terapia física a quien estimo y respeto muchísimo, quien siempre se ha mostrado interesado en conocer mis inquietudes sobre la carrera y a ayudarme a resolverlas. A él le he expresado, con regularidad, una buena cantidad de cosas sobre la terapia física que no me he atrevido a exponer a otras personas. Ahora, en este último semestre, quisiera discutir algunas de ellas contigo, estimado lector, y saber qué opinas sobre ellas.
Por ese motivo, a partir de este momento, etiquetadas con "Reflexiones en Octavo" y sin un orden particular, encontrarás varias entradas en las que manifestaré lo que ha estado rondando mi mente en estos días, los cuales, como espero, forman parte del último periodo que pasaré en las aulas como estudiante.
Los sentimientos y las sensaciones que he experimentado durante estos cuatro años de estudios, en lo que se refiere a la profesión, a los profesionales y a mi propio desempeño, han variado desde lo sumamente positivo hasta lo desquiciantemente negativo; en este blog he compartido contigo muchísimas de mis percepciones, impresiones y opiniones sobre todo esto. En las seis semanas que han transcurrido de este semestre --el octavo y último--, algunos de esos sentimientos y sensaciones han alcanzado su mayor intensidad y relevancia.
Durante los siete semestres anteriores he conversado en incontables ocasiones con profesores y profesionales de la terapia física y la medicina, y todos esos intercambios han sido valiosísimos para mí. Recientemente conversé personalmente, como lo he hecho prácticamente todos los semestres, con un profesional de la terapia física a quien estimo y respeto muchísimo, quien siempre se ha mostrado interesado en conocer mis inquietudes sobre la carrera y a ayudarme a resolverlas. A él le he expresado, con regularidad, una buena cantidad de cosas sobre la terapia física que no me he atrevido a exponer a otras personas. Ahora, en este último semestre, quisiera discutir algunas de ellas contigo, estimado lector, y saber qué opinas sobre ellas.
Por ese motivo, a partir de este momento, etiquetadas con "Reflexiones en Octavo" y sin un orden particular, encontrarás varias entradas en las que manifestaré lo que ha estado rondando mi mente en estos días, los cuales, como espero, forman parte del último periodo que pasaré en las aulas como estudiante.
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